(Foto de la revista Plaza Nueva)
A la entrada de Las Bardenas Reales de Navarra
Obra escultórica de Antonio Loperena
Su mirada en el extenso territorio bardenero donde pastan en invierno miles de ovejas llegadas de distintos pueblos y de los Valles del Pirineo
He vuelto a visitar las Bardenas Reales, pero con un objetivo distinto del que resumí en anteriores post, he venido hasta las Tres Mugas, donde coinciden Carcastillo, Sádaba y las Bardenas Reales, “Territorio administrativamente insólito, carente de propietario concreto. El Monasterio de La Oliva, los pastores del Roncal y Salazar, y diecinueve municipios son los beneficiarios de los derechos de siembra, pastoreo y caza de este desierto”, a rendir mi homenaje personal, a un hombre que nos dejó el pasado año, para siempre, y que en 1992, realizó esta escultura en recuerdo de la ganadería trashumante con su Pastor Bardenero.
No tuve la suerte de conocerlo, aunque de él, por parte de amigos, conocía sus realizaciones escultóricas como la imagen de Nuestra Señora del Yugo de Arguedas y la de San Antonio, presente en la Catedral de Tudela. Sé que su obra pictórica es extensa y ha sido mostrada en fechas pasadas en una Exposición en el Centro Cultural Castel-Ruiz de la ciudad de Tudela, donde fue muy visitada y recibió los mejores elogios.
A raíz de este acontecimiento, la prensa navarra se volcó reconociendo a este navarro, que hasta los treinta años permaneció como pastor en su pueblo ribereño y bardenero de Arguedas, y después, vivió y trabajó como artista en su taller de la calle Herrerías tudelana, creando tanta belleza.
Su pasión por los toros quedó manifestada en sus obras y, su admiración por la Bardena y la ganadería, quedaron plasmadas para siempre en esa espléndida figura del «Pastor Bardenero».
Antonio Loperena Eseberri, fue un trabajador incansable y sus consejos no deben caer en olvido: «Lo más importante que debíamos hacer desde jóvenes era viajar, estudiar y trabajar». Antonio Loperena fue un viajero del mundo, México, Grecia, Italia, París, Nueva York o Egipto; todo quiso conocerlo, como conocía cualquier rincón de España.
«Ha sido bohemio y navegante, era hombre de llevar pocas cosas. Era abierto y su cualidad humana sobresalía. No solo pintaba y esculpía, sino era capaz de permanecer hablando sin parar sobre cualquier tema, porque había leido mucho. Poseía una gran cantidad de manuscritos en los que relata sus experiencias como pastor, oficio que ejerció hasta los 30 años, o sus vivencias en los países que había visitado, aunque nunca llegó a publicar nada.»
Recibió numerosos premios y homenajes de la Federación Taurina de Navarra y las Peñas Taurinas Tudelanas; en 1999 fue nombrado Tudelano Popular, en 2006 Bardenero Mayor, y el año 2007 recibió el Zahorí de Plata.
Sus obras se encuentran por todo Navarra y en países como Francia, México y Venezuela; pero para mí, es el «Pastor Bardenero» lo más representativo de este artista, al que tengo el honor de recordar con admiración ante su obra, en estas fantásticas Bardenas Reales.
¡Descanse en Paz, Antonio Loperena Eseberri!
Su taller en la calle Herrerías, nº 9
Centro Cultural Castel-Ruiz, donde se ha expuesto su obra
Interiores en Castel-Ruiz, Tudela…
… y a su entrada, Monumento al Violinista.
1 comentario
Un reportaje precioso de nuestro paisano Antonio Loperena, algo ha heredado su hijo Ismail, que aunque en un estilo diferente pinta a las mil maravillas