Iglesia románica de Añesa, hoy considerada Ermita.
Varios Canecillos bien trabajados bajo el alero
Tumbas de otras épocas se conservan llenas de musgo…
…como restos de viejas columnas.
Una de las excursiones que siendo niño hacíamos desde nuestro pueblo de Ejea, era ir a la finca de Añesa por caminos polvorientos. Pero allí, todo era un disfrute para nosotros; el agua corría por las acequias de tierra llenando todo de verdor, la hiedra trepaba por los grandes árboles que rodeaban las casas y el huerto, gallinas, perros y gatos pululaban por doquier y en las parideras, blancos cordericos, esperaban ansiosos la llegada de sus madres, que integradas en grandes rebaños con cabras y chotos al frente, habían recorrido pastando los campos de la finca.
El bullicio intenso de los corderos, nos mantenía callados e inmóviles, recibiendo aquella lección de inteligencia y amor de madres e hijos, a veces de un solo día, que se encontraban unos y otros felizmente.
–Había una iglesia muy pequeña y en un lugar apartado, entre muchos árboles, una piscina…– (algo muy especial en aquellos años). Así contaría yo mi aventura de aquella excursión, que mi padre se encargó de darme detalles que yo desconocía y me hizo saber el por qué a nuestra familia nos llaman «Los Añesa».
Había sido su abuelo quien cultivó aquellas tierras durante muchos años, quedándole como mote o apodo el nombre de dicho lugar a él y a su descendencia, pues como hace constar Octavio Sierra en su «Historia Oral de Ejea»: -En el barrio de Las Eras, hasta 1930 no vivía más que Pepe Ramón Yera, (Añesa) y Quirriri.
Sin embargo, nada me contaron de su vieja historia desde la Edad Media ni de su iglesia románica, que otros se han encargado de estudiar y difundir.
Así, Elena Piedrafita Pérez, en «Las Cinco Villas en la Edad Media» nos relata al hablar de la Orden del Temple en las Cinco Villas:
Añesa será el centro de un importante conjunto de bienes templarios.Cedida por Alfonso I a Lope Garcés Peregrino en 1117, la almunia o pardina de Añesa pudo legarse en testamento hacia 1130 con el resto de las posesiones de este señor, que repartió sus posesiones entre su esposa doña Mayor, el Temple, el Hospital y la iglesia de Santa María de Zaragoza. La inexistencia de oficiales templarios que pudieran hacerse cargo efectivo de la donación obligaría a la Orden a establecer pactos con los herederos de don Lope en 1144 1147…
La despoblación de Añesa es evidente en 1149, año que el obispo de Pamplona cede al Temple la iglesia que puedan construir tras su establecimiento…
Añesa entró en conflicto con Ejea desde sus mismos comienzos: entre 1117 y 1133 el merino del rey tuvo que delimitar minuciosamente sus términos, ante el riesgo de reclamación por el señor de Ejea. En el documento de avenencia es sorprendente el papel jugado por la «aljama de Ejea», deslindando el término; es la única vez que aparece tal comunidad, y una de las escasísimas menciones a poblados musulmana en la zona.
Otros Investigadores y escritores han hablado de Añesa. En «Idea de Exea», Felipe Ferrer y Racaj, habla del lugar en 1790 y el geógrafo lisboeta Juan Bautista Labaña, realizando el mapa de la región aragonesa, el 13 de Noviembre de 1610, desde la Torre de la Reina de Ejea de los Caballeros, consideró :
AÑESA. De S. a O; 34º. Una legua y media. Fue lugar. Está asolado. Es de Octavio López de Baylo.
Y Marcelino Cortés, el mismo que me aconsejaba, que recordara en mi blog aquellas cabañas y parideras, que en nuestros montes, eran el lugar de estancia de los labradores, antes de llegar para ellos el tractor y la furgoneta, nos habla de Añesa en su «Toponimia de Ejea de los Caballeros» *Recordar*
Hoy para mi, sigue siendo un lugar privilegiado sobre una pequeña elevación y rodeado de frondosidad arbórea, con una buena edificación para vivienda, apoyada en una pequeña iglesia románica del siglo XIII, cuyo ábside se muestra muy bien cuidado.
Pienso que tuvo tiempos mejores de los que hoy le toca vivir; nadie se queda en sus dependencias que albergaron tantas familias, cuando ganado bravo y lanar pastaban por sus dehesas y tuvo su apeadero propio, cuando el ferrocarril Sádaba-Gallur, (1915.1970) pasaba por la finca.
Hoy al volver a visitarlo, me siento satisfecho de haberlo hecho. Siempre encuentras un motivo que te sorprende…y si no ha sido así, me bastará con haber recordado otros momentos de su historia y de la mía.
Recordar otros momentos. VER
El otoño tapiza de hojas el entorno del viejo pozo
En sus proximidades han quedado las ruinas del apeadero del ferrocarril, habiendo desaparecido el nombre pintado en su pared…
…aunque unos baldosines lo mantienen a la entrada del lugar donde está el pozo y la piscina.
1 comentario
Hola , soy Miguel Ángel Elviro ,un aficionado a la fotografía de la arquitectura de estilo románico y me gustaría contactar con la familia propietaria para poder hacer unas fotografías del interior y compartirlas con unos grupos de amigos del Románico. Gracias.