Campanario del Salvador. Dos campanas a cada lado.
Campana agrietada con peligro de rotura total
Todos los años, el 14 de Enero es un día importante para la villa de Ejea de los Caballeros, ya que ese día se celebra la «Fiesta del Voto», que nuestros antepasados proclamaron por los favores milagrosos alcanzados en 1773. *Recordar*. Y este año se ha celebrado de un modo especial, haciendo coincidir su procesión con la imagen de La Purísima, por las mismas calles del barrio antiguo que se llevó en aquellos fatídicos momentos de la epidemia que asolaba a Ejea, siendo acompañada, como siempre, por las autoridades de la villa ejeana.
Todo ello resultó brillante y emotivo, como se esperaba; pero un amable vecino de Ejea, seguidor de mi blog y de los que tienen muy en cuenta los pequeños detalles en todas las cosas, me comunica que echó en falta el tañido de las campanas ejeanas durante la Procesión, como seguro sonarían cuando la Fiesta del Voto se instituyó.
Tiene razón y he querido profundizar en el por qué no sonaron las campanas en tan solemnes momentos, y he conocido, que algunas tenían motivos para permanecer calladas, por estar gravemente heridas.
Fue en 1968 y en la iglesia de la Oliva, cuando por rotura, se fundió de nuevo la campana grande, con el nombre de Virgen de La Oliva, la patrona de la villa. Tiene en ella grabados los nombres del párroco de aquel momento y del alcalde de Ejea: D. Alejandro López y Juan José Pallarés, respectivamente. Se había construido en 1930 por José CABRILLO MAYOR, Salamanca, por aportación popular, a expensas de la Cofradía de Ntra. Sra. de la Oliva, siendo padrinos D. Florencio Franca y Dña. Teodora Violeta, matrinonio que recorrieron varios pueblos de la comarca vendiendo boletos, para una rifa de dos mulas, para sufragar la compra de la campana.
Y en aquellas fechas, el campanario de la torre de la Iglesia del Salvador, se dotaba de un sistema eléctrico para voltear o bandear las campanas, que indudablemente las hacían vibrar con fuerza, ofreciendo unos sonidos brillantes.
Pero no fue acertada aquella decisión, ya que los propios badajos, con una fuerte bola de hierro, fueron con su insistencia agrietando las campanas de la iglesia del Salvador hasta dejarlas inutilizadas.
Hoy, me comentan, que hay empresas que soldándolas, pueden dejarlas como nuevas sin tener que volverlas a fundir, como se hizo en 1968 con la de La Oliva y dotarlas de un material más dúctil en sus badajos para evitar las roturas de la campana, pero lógicamente, también cuestan un dinero… y hay que valorar las prioridades. Además, dos de ellas, góticas del siglo XVI, no deben fundirse de nuevo ya que perderían su valor, catalogadas como Bien de Interés Cultural y su sonido no sería el mismo.
No obstante, también lamento como mi comunicante, que el mencionado Día del Voto no sonaran el resto de las campanas de la villa para dar más esplendor a su procesión. Por ello, al menos para terminar este Post, quiero traer un minuto, el tañido de la campana pequeña de la Virgen de la Oliva.
Escuchad La Campana pequeña de la Oliva
Campana grande de La Oliva.
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