Aunque nuestra comarca de Cinco Villas solo está cruzada por pequeños ríos, existieron sobre ellos y en algunos de sus barrancos, importantes y bellos puentes de piedra de cantería, construidos en época medieval, que algunos perduran en el tiempo y, otros, han sido reconstruidos tras sus destrozos por grandes riadas o reformados y ampliados con materiales modernos, ante la necesidad creada por la constante evolución de la circulación por ellos.
Lógicamente, aquellos poco transitados, como el de Monlora, por ejemplo, mantiene el encanto de la época de su construcción.
José Felipe Ferrer y Racaj, «el primer autor que se propuso acometer la recopilación de los hechos más importantes de la historia de Ejea de los Caballeros» describe en su libro Idea de Exea en 1790: «Hay tres bellos puentes de piedra en dichos Ríos, y a sus orillas se hallan hermosas alamedas y paseos. «
Han pasado los años y por los dos ríos que circundan la población ejeana, quedan parte de los tres puentes de piedra que comentó Ferrer y Racaj y, voy a comentar su situación: El Puente Alto, de la Fuente o de la Cuesta de la Fuente, que con los tres nombres se conoce, perdió uno de sus arcos de piedra en el Siglo XIX, sustituyéndolo con maderos, hasta que en el Siglo XX fue arreglado con un encofrado de hormigón que aún permanece, a pesar de que la DPZ, tiene aprobado un proyecto para reconstruir la arcada con piedra arenisca, tal cómo era originalmente.
El Puente de San Lázaro o de La Azutilla, fue reconstruido en los años setenta del pasado siglo, ampliando sus anchuras y dotándolo de buenas aceras, quedando bajo las grandes vigas de homigón las viejas arcadas de piedra, que aún persisten, acompañadas por ladrillos de anteriores obras y reformas.
Y el Puente de San Francisco, que es quien me motiva este post, desde hace un tiempo ha cobrado actualidad, a pesar de que permanecía solo como pasarela de personas desde la década de los 70, al construirse el nuevo y paralelo puente de hormigón para la carretera A-125 Gallur-Sangüesa, porque, el 4 de Junio de este año 2014, se desprendieron buena parte de los ladrillos del interior de la curvatura de este puente, catalogado de «Interés arquitectónico», obligando a cerrar el paso por él, por el peligro que encierra esta situación. Cierto que los grandes arcos exteriores, también de ladrillos, que arrancan sobre los machones de piedra del antiguo puente, están bien, o lo parece, pero hasta que no esté resuelta la reparación de este percance, por el Gobierno de Aragón, está ocasionando graves perjuicios de movilidad a los viandantes, a no ser, se habilite una pasarela suspendida sobre este puente accidentado.
Esperemos que todo quede pronto subsanado y volvamos a disfrutar de la imagen del Puente de San Francisco, limpio, con buenas barandillas y desprovisto de las tuberías que ha mantenido hasta ahora, adosadas a él.
Aún quedan ladrillos bajo el puente
Se aprecia el desprendimiento de la zona central y el apoyo de los ladrillos sobre la arcada de piedra.
Tras su reparación con maderos. Siglo XIX.
Puente Alto o de la la Cuesta de la Fuente. (Actual)
Puente de San Lázaro (Actual)
Grandes vigas de hormigón ampliaron su anchura.
Fotografía del Puente de San Lázaro antes de su ampliación.
Al fondo La Zutilla.