Corral y casa de «Facoces». Coordenadas: 42º 16′ 12»N-1º 07′ 44»O
Fue este verano cuando recibí un correo de Pedro Aznárez, haciéndome una pregunta, que con el deseo de hacer la respuesta con más concrección, he tardado hasta ahora y confio que le aclararé las dudas que me presentaba.
Con su bicibleta de montaña y en compañía de otros amigos, bajaban desde Malpica de Arba hasta Farasdués, por los caminos del monte entre rastrojos de cereales recientemente cosechados, piedras, romeros y coscojos.
Con el deseo de descansar, buscaron la sombra de unos edificios junto al camino, a unos cinco Kms. de Farasdués.
Desconocían el nombre de aquella finca, y creidos de que podría ayudarles en su identificación, no dudaron en facilitarme sus coordenadas, que tras amables palabras me exponían: « el domingo haciendo bicicleta de montaña con el club de Ejea en la ruta Ejea-Malpica de Arba-Ejea, nos presentamos a mitad de camino aproximadamente, entre Farasdués y Malpica, ante unos almacenes agrícolas acompañados de un curioso edificio rehabilitado en piedra con detalles llamativos y sobretodo, unos salientes en dos de sus esquinas a modo de «garitas» de cuartel en ladrillo, que no pasaban desapercibido. Ninguno de los ciclistas supo dar razón o explicación de lo que era o el nombre que tenía.Te mando las coordenadas que las he sacado del google earth. Espero te sirvan de referencia y despierte tu curiosidad si es que no lo has pateado ya. Un saludo. Pedro»
En fechas posteriores, recorrí en dirección inversa dicho trayecto y aunque dichos edificios no se hallan junto al camino principal, fue fácil localizarlos y determinar que se tratan de la casa, almacenes y paridera de la finca «Facoces», propiedad de José Antonio Martínez y su familia, de la villa de Biota. Hoy ésta, y demás fincas que pertenecen a esta población, gozan desde hace unos años de la concentración parcelaria, que unificó parcelas en dicho término y que precisamente, fue José Antonio Martínez uno de los promotores de aquella idea cuando fue su alcalde, y consiguió que sus caminos hayan quedado tan mejorados.
También a mi me ha llamado siempre la atención los dos cilindros de ladrillo, sobre firmes ménsulas de piedra, adosados a dos de sus esquinas, y ante la situación de tener que dar alguna explicación, no he dudado en contactar con mi amigo José Antonio, para que me explique a qué obedecen esas construcciones.
Este, no ha dudado un momento en manifestarme las razones de estas garitas, que en algún momento se hayan atribuido a puntos de observación y defensa. Nada más lejos del fin para la que fueron construidas. Fueron las «refresqueras» con pequeños y estrechos ventanucos, una al cierzo y la otra al bochorno, donde, sin temor al sol, a pájaros y moscas, podían elaborarse los «salones» o cecinas de carne desgüesada de oveja o carnero, seca y salada. Además de mantener en sus recintos bien cerrados, el resto de los alimentos.
En la parte posterior de los edificios, una pequeña plantación de árboles, regada por sistemas de goteo, crece y embellece el lugar, aunque aquella alegría que producián los ganados en sus parideras y entornos, han desaparecido, posiblemente para siempre. Algo impensable en el siglo XVIII, cuando el vizconde de Biota donó a este Ayuntamiento para su conservación, seis parideras o corrales existentes en sus montes porque «hacían un importante papel social y económico», siendo estas: El Corral del Pantano, el de la Cueva y el Quemado, próximos al término municipal de Farasdués, el del Cantero junto al término de Malpica de Arba, el de Zaticón, en la muga de Uncastillo y el de San Jorge, junto a la Finca Facoces.
Creo que con este escrito y las fotos que adjunto, dejo aclarada la pregunta de Pedro Aznárez y sus compañeros.
Gracias amigos del Club Ciclista de Montaña de Ejea, ya que encontrando respuesta a vuestras dudas he aclarado las mías.
Desde un punto a otro hay unos cinco kilómetros, por buen camino.