En esta ocasión, Joaquín Carbonell no viene a cantar a las Cinco Viilas como lo ha hecho en muchas ocasiones. Lo suyo habrá sido la música, la poesía, el periodismo, pero también y con verdadero acierto ha sido la creación literaria.
Varios son los libros escritos por Joaquín Carbonell, que en esta ocasión llega a la villa de Uncastillo con una nueva novela bajo el brazo, El artista, para hacer su presentación.
En distintos momentos y lugares escuché cantar sus composiciones a Joaquín Carbonell y he coincidido en actos donde su presencia era esencial, como en la presentación del libro de mi amigo Javier Barreiro: Biografía de la Jota Aragonesa, e incluso, por razones de recopilación biográfica, fui entrevistado por él para el Periódico de Aragón sobre la biografía De Francisco de Val, por cierto, muy desafortunado todo ello, ya que predominan profundos errores.
Su amabilidad y carácter sencillo y cercano, seguro le acompañarán en la presentación de su nueva novela en la villa de Uncastillo, donde, entre los muchos uncastilleros que acudirán al Salón de Congresos de San Miguel el día 28 de marzo, también estaremos quienes nos consideramos admiradores y amigos de Joaquín Carbonell.
¿Quien fue El Artista?: «1960. Trabajaba de camarero en Sitges, gustaba a las chicas, era paisano de Luis Buñuel: sería artista de cine»?El 18 de mayo de 1961, la película Viridiana, de Luis Buñuel, conquistó en Cannes la Palma de Oro. El rodaje celebrado en Madrid supuso un cúmulo de asombrosas incidencias, que algunos tacharon de surrealistas. Como que el gerente de la productora (UNINCI), Domingo Dominguín, conocido comunista, fuera capaz de reunir en su casa, a la misma hora (pero en habitaciones distintas) a Jorge Semprún, líder del PCE en el exilio y a José Antonio Girón, exministro de Franco. En medio de ese tumultuoso rodaje cayó Antonio Zaera, Antuan, un muchacho de Andorra (Teruel), nieto e hijo de mineros, que estaba ejerciendo de camarero en Sitges, y al leer en La Vanguardia que Luis Buñuel iba a rodar en Madrid, se dijo que esa era su oportunidad de convertirse en artista de cine. Al fin y al cabo, Buñuel era de Calanda, un pueblo vecino del suyo. No podía fallar.
«1960. Trabajaba de camarero en Sitges, gustaba a las chicas, era paisano de Luis Buñuel: sería artista de cine»
El 18 de mayo de 1961, la película Viridiana, de Luis Buñuel, conquistó en Cannes la Palma de Oro. El rodaje celebrado en Madrid supuso un cúmulo de asombrosas incidencias, que algunos tacharon de surrealistas. Como que el gerente de la productora (UNINCI), Domingo Dominguín, conocido comunista, fuera capaz de reunir en su casa, a la misma hora (pero en habitaciones distintas) a Jorge Semprún, líder del PCE en el exilio y a José Antonio Girón, exministro de Franco. En medio de ese tumultuoso rodaje cayó Antonio Zaera, Antuan, un muchacho de Andorra (Teruel), nieto e hijo de mineros, que estaba ejerciendo de camarero en Sitges, y al leer en La Vanguardia que Luis Buñuel iba a rodar en Madrid, se dijo que esa era su oportunidad de convertirse en artista de cine. Al fin y al cabo, Buñuel era de Calanda, un pueblo vecino del suyo. No podía fallar.«1960. Trabajaba de camarero en Sitges, gustaba a las chicas, era paisano de Luis Buñuel: sería artista de cine»
El 18 de mayo de 1961, la película Viridiana, de Luis Buñuel, conquistó en Cannes la Palma de Oro. El rodaje celebrado en Madrid supuso un cúmulo de asombrosas incidencias, que algunos tacharon de surrealistas. Como que el gerente de la productora (UNINCI), Domingo Dominguín, conocido comunista, fuera capaz de reunir en su casa, a la misma hora (pero en habitaciones distintas) a Jorge Semprún, líder del PCE en el exilio y a José Antonio Girón, exministro de Franco. En medio de ese tumultuoso rodaje cayó Antonio Zaera, Antuan, un muchacho de Andorra (Teruel), nieto e hijo de mineros, que estaba ejerciendo de camarero en Sitges, y al leer en La Vanguardia que Luis Buñuel iba a rodar en Madrid, se dijo que esa era su oportunidad de convertirse en artista de cine. Al fin y al cabo, Buñuel era de Calanda, un pueblo vecino del suyo. No podía fallar
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