Si en esta villa de Ejea, desde 1918 las cigüeñas blancas han venido ocupando la torre de la iglesia de San Salvador, al igual que lo vienen haciendo en la de Santa María de la Corona, no cabe duda que les ha resultado frustrante, desde su restauración, encontrarse en la torre con esos artilugios disuasorios y punzantes, que les impiden posarse donde siempre lo hacían. *Recordar*
Pero encima de la veleta, todas las tardes aparece una cigüeña, que observando, vemos que puede hacerlo porque la cruz final está doblada.
La razón de estar así, me comentó J. Pérez de Restauroegea, (que fueron los restauradores de dicha torre), fue cuando una cigüeña quedó atrapada con una de sus patas en los huecos de la cruz y en sus esfuerzos por liberarse dobló la parte superior de la misma, quedando, lamentablemente, la cigüeña muerta y enganchada y la cruz de este modo.
Hoy llama la atención, la cantidad de estas aves posadas en una grúa, frente a la mencionada iglesia. Parece que están esperando turno para seguir ocupando esa posesión, que consideran les corresponde, aunque solo sea en esa doblada cruz.
Muchas han tenido sus nidos e incluso algunas habrán nacido en ellos, en esas torres eléctricas que circunvalan la población, pero a las cigüeñas les encanta convivir entre la gente y no es de extrañar, que quieran disfrutar de ese sosiego y belleza que ofrece la Plaza de la Magdalena y el paseo del Muro de Ejea de los Caballeros.
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