Peirón de San Isidro
Fue agavilladora.
Uno de los trillos unidos a la piedra.
Sigue siendo el carro….
Hace bastante tiempo, visitaron este lugar que hoy comento, mis amigos Rafael Margalé e Irene, su esposa, y me aconsejaron no dejara de hacerlo, para conocer el Peirón de San Isidro, y hoy, con un día espléndido, he decidido visitar ese montículo al otro lado del río Agonías, donde he sentido gran satisfacción, al conocer este flamante peirón con su capilla en lo alto, donde sin duda, estuvo la imagen de San Isidro, acompañado con sus devotos en la bendición de los campos que desde allí se divisan; pero visitando su entorno, con distintas máquinas y aperos agrícolas sobre piedras, entre almendros, olivos y matorrales, con clara sensación de abandono, me produce algo muy distinto a la satisfacción inicial.
Miro la cabaña al abrigo del cierzo y me imagino lo feliz que fue en ella Juan Trís, el hombre que «ornamentó» este territorio con sus aperos, su trabajo y sobre todo, con el cariño que tenía hacia sus tierras.
Enfrente queda el pueblo y entre él y esta pequeña montaña, donde las almendras esperan que alguien venga a recogerlas, discurre el Agonías y en sus orillas, un rebaño de ganado lanar pasta tranquilo en el rastrojo.
He bajado por lado opuesto hasta el Canal de las Bardenas, que es el más suave, aunque más largo y, he llegado hasta el rebaño que está acompañado por su amo y pastor, Isidro Garcés Trís, muy amable y con ganas de charlar del ayer y del hoy, de recordar tiempos pasados cuando la ganadería era una actividad pujante y rentable, aunque no le dejó tiempo, ni para sacarse un carnet de conducir, que hoy le gustaría tener.
Me comenta, que en San Isidro, antes de reconstruir el peirón actual, hubo otro más antiguo; que en su extensión siempre hubo mucha piedra, antes de llevar sus trillos, la agavilladora, la sembradora y su carro, Juan Trís. Todo lo dejó precioso, ordenado y cuidándolo día a día; pero se hizo mayor; un día, dejo sus recuerdos, cerró su cabaña y se fue a residir a Ejea, donde cerró sus ojos para siempre.
Hoy al escribir este post, no quiero que sea un mero comentario sobre el Peirón de San Isidro en Farasdués, sino el recuerdo de afecto a un hombre que trabajó con cariño, para hacer este lugar más bello.
¡ Juan Tris, descanse en paz ! .
La cabaña al abrigo del cierzo….
Las paredes de la cabaña guardan sus recuerdos.
Sequizos almendros esperando recojan su fruto.
Isidro Garcés Tris, ganadero, amable y conversador.
Altitud 458m. Longitud 1 6 5 W 42 13 38 N
1 comentario
Estimado amigo:
Nos alegra el que disfrutaras, tanto con el peirón como con su entorno y amplio horizonte, esperamos el poder seguir siendo de ayuda en cuanto podamos y sepamos. Un abrazo de Irene y Rafael.