Todos sabemos, los años que tarda en crecer y ser adulto, grande y hermoso, un árbol y, es lógico que todos sintamos la desaparición de uno de ellos, ya criado y majestuoso, recordando las polémicas surgidas en cualquier lugar cuando se talan árboles.
Unos árboles arrancados en la Calle Bomberos de Ejea, fue la razón que movió a un amable comunicante, que me envió las fotos de ellos y otro, la noticia del ciprés que se quemó con los fuegos artificiales.
Se quejan de lo sucedido y ciertamente, todos lamentamos los incendios que destruyen nuestros montes y este año, nos ha tocado más de cerca con el el incendio de Castejón de Valdejasa, *Recordar*.
Las fotos, recibidas y que pongo en este post, nos muestran un accidente fortuito el último día de fiestas de Ejea, con motivo de los fuegos que se lanzan desde el parque, y de unos árboles que «fue preciso arrancar, por su excesivo desarrollo y poco enraizamiento, corriendo riesgo de caída, dentro de la población.»
Vemos que en ambos casos, son razonamientos convincentes, los que han motivado la muerte de estos árboles, como los que se alegan, para talar «alguno de ellos» en el Parque Central, para construir en el solar del Parque de Atracciones un Colegio Público.
Y la verdad, que en todos los casos, lamento como ellos, la desaparición de estos árboles adultos.
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