Paseo del Muro.
Ciertamente me quedé muy corto, cuando hable de pajares y sus entradas, que generalmente fueron altas ventanas por donde se entraba la paja para alimentación de las caballerías de labranza. Comentaba que en nuestra población, Ejea de los Caballeros, solo quedaban unas cuatro de ellas como recuerdo de aquella actividad *recordar*
Pero mi amigo Chema Labena, al que agradezco su atención, tuvo el acierto de comentarme que otras ventanas y en lugares bien visibles en Ejea, nos mostraban detalles, que aún mantienen, y que correspondían a aquellas labores imprescindibles para llenar los pajares.
He visitado los lugares que me apunta y alguno más y, allí han quedado aquellas entradas al pajar de aquellas épocas olvidadas. Otras fueron transformadas y cumplen nueva misión, como la existente en la casa de mi amigo Chema.
En una nueva visita recordando los viejos pajares, alguien contará las que queden.
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En mi casa de la calle Eras Bajas, «Casa de Benitín», aún está la ventana y se ve el madero cortado, del que se colgaba la carrucha. Por supuesto que estaba en la parte de encima de las cuadras, que hace muchos años guardaban muchos animales para el trabajo.