Cabaña de M. «Rodajos»
Cabaña de «Judías» en Sora
Cabaña del «rabosero»
Cabaña de «Pancolgao»
Casi como una obsesión, he recordado en muchos momentos el abandono y desmantelamiento de las cabañas de nuestros montes.
Con precarios medios, con una voluntad férrea por parte de los agricultores de nuestros pueblos, con la necesidad de refugiarse en ellas con sus caballerías y pasar días y días alejados de su pueblo y trabajando las tierras que habían roturado en los montes comunales, fueron surgiendo entre los años treinta del pasado siglo y durante décadas, un importante número de estas edificaciones, que ahora, abandonadas a su suerte, van siendo desposeidas de sus tejas por los amantes de lo ajeno.
Aún tuve tiempo, antes de llegar la mecanización de nuestra agricultura con los tratores de ruedas neumáticas, de colaborar en la costrucción de un palomar junto a la cabaña de mis mayores en las Planas Altas.*recordar*
Las he conocido de buena piedra en sus pilares y jambas en sus puertas, donde se afilaban los cuchillos antes de cortar las migas, y de sencillas adobas de barro con paja, a veces con pilares y esquinas de ladrillos. Pero todas tenían como tejado común, la teja árabe, que desde hace tiempo las roban descaradamente.
Pero la mecanización, que permitía trabajar la misma extensión con menos horas de trabajo, no obligaba a los agricultores a vivir en las cabañas y en ellas cuidar sus mulas, que cada vez eran menos, porque se desplazaban facilmente desde sus pueblos hasta los montes con el tractor y, posteriormente, con sus furgonetas.
Los nuevos pueblos de Colonizazión, surgidos en los años sesenta en la 1ª fase del Canal de las Bardenas, que fueron proyectados sobre las tierras comunales expropiadas en 1951 al ayuntamiento de Ejea, absorbieron en la planificación de los lotes a cultivar, a casi un centenar de cabañas y parideras. Muchas fueron útiles y acondicionadas por los colonos que se las vieron integradas en sus lotes, pero otras no tubieron tanta suerte y el tiempo y el abandono se han encargado de hacerlas desaparecer.
La 2ª fase, muy posterior, desarrollada en los montes de Sora ha corrido por los mismos derroteros. Son muchas las cabañas y corrales de ganado que han acusado el abandono y despojo de sus materiales, principalmente las tejas y allí quedan como tristes recuerdos de lo que fueron.
Unas fotografías aparecidas en «Fotos antiguas de Ejea» por Ángel Franca, me han inducido a escribir este post, recordando otras épocas, donde en cada paridera estaba la alegría de los cordericos, que con gran algarabía, brincaban y balaban cuando volvían sus madres de pastar por los campos para amamantarlos y hoy, todo está vacío y abandonado.
Hace tiempo conocí muchas cabañas y parideras de aquella zona, acompañado de Fernando Liso Giménez, ya fallecido, como la de «Cosino» y «Carguillas» cerca de la muga con Castejón y la de «Borrajas». En el Barranco las Grallas la cabaña de Martín, en Valdecarro la de «Carajito», en Valdelatas las de los «Rabosos», otras en Las Agudas y en la Plana de San Andrés. Hoy Ángel nos recuerda muchas más.
Gracias Ángel por haberme dado motivo de recordarlas con las fotos que has realizado por Sora, que seguro, aún te quedan muchas más.
Todas mantienen los nombres de quienes las construyeron, aunque la propiedad de las mismas sean del Ayuntamiento ejeano.
¿Sería mucho pedir, que antes de que terminen en montones de escombros, afeando el paisaje, fueran cubiertas sus techumbres con metálicos tejados de color y seguir dando cobijo a caminantes, cazadores y amigos de la naturaleza que disfrutan visitando nuestros montes, con un digno impacto visual?
(Fotos de Ángel Franca Gallizo)
2 comentarios
Nosotros (mis padres) fuimos colonos de Santa Anastasia. Teníamos una cabaña con su «paridera», en medio de la «parcela», que pertenecía y se le expropió a «Los Coscaranas». Por desgracia y por necesidad (cuestión de rentabilidad) con los años tuvo que ser destruida.
La recuerdo perfectamente, porque estaba muy próxima al camino hacia las Planas por la Cabañera Real de Navarra, a la izquierda antes de subir a la plana de Monteolivet. Una zona muy frondosa donde había algunos chopos y frutales. Buena tierra.