El agua, ha sido una constante preocupación en nuestra comarca de Las Cinco Villas; lo hemos comentado en muchas ocasiones en esta página; pero hoy, gracias a la llegada del Canal de las Bardenas, que cumple 50 años, aquella preocupación quedó mermada para nuestros cultivos.
Si desde antiguo se hicieron azudes en nuestros ríos, pantanos y balsas, también se construyeron pozos para extraerla del subsuelo ya que el agua recogida en el pantano de San Bartolomé no era suficiente, y en las décadas de los cuarenta y cincuenta, cuando la expansión de la remolacha ofrecía tanto trabajo y buenos beneficios, cantidad de pozos reportaban el agua necesaria.
El agua se vendía a los agricultores que la precisaban, creando unos turnos que distribuía el agua a través de las acequias existentes.
Los había con motores de explosión, norias de tracción animal que principalmente regaban pequeños huertos y los electrificados.
Las huerta ejeana se llenó de postes que transportaban la electricidad por las distintas vegas: La Estuertica, Camaralres , Remolinos, y Trillar, principalmente.
Hoy, en compañía de Ángel Rodrigo Sierra de Rivas, he visitado algunos de estos pozos próximos a su pueblo, recordándome, las horas que dedicó en aquella época, atendiendo día y noche, los pozos de Casimiro en compañía de su hermano Máximo (q.e.p.d.).
Traigo las fotos de algunos de ellos que nos ofrecen su recuerdo, como el de «Periquito» de Farasdués, de Mosen Estanislao, De Aznárez o Navarro y los de Casimiro, porque el de Pascasio, junto al Arba, solo queda el recuerdo de unas paredes de piedra.
Otro día seguiré. Hoy agradezco la compañía, siempre grata de Ángel.
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