Estático, perenne,
eterno porque en tí
el principio y final son una misma cosa.
Como el mulo en la noria
va trazando a su andar
virtual circunferencia
en esa trayectoria que nunca encuentra fin;
cual la evidente esfera del reloj,
mecanismo inventado vanamente
para intentar medir tu incontrolable
infinidad y que, llegada al doce,
la saeta prosigue inalterable
su rítmico tic-tac
por el ritual trayecto,
ajena a todo signo de control;
del mismo modo,
haciendo caso omiso de nuestro calendario,
perdurable contemplas
el transcurrir forzoso por la utópica esfera
del arcano ocurrir de la existencia.Decimos: ¡año nuevo!
cuando los marcadores que miden en porciones
nuestro efímero estar,
indican que pasamos la hipotética raya
que divide la dosis ya apurada
de la nueva ración a consumir.
Félix Landa
30- XII -2012/1- I -2013
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