Con sus graciosas e inteligentes viñetas lanzadas desde Las Cinco Villas, Ernesto Navarro, en Periferia, * (Ver más)*, nos abre los ojos a muchos momentos y actuaciones de la vida, que muchas veces, ante nosotros pasan desapercibidas.
Hoy, mirando la larga lista que aparece escribiendo en la viñeta, me imagino los muchos sueños que habrán quedado fustrados después de pasar los Reyes Magos.
Aparte de los niños, que aspiran a un juguete en ese día de ilusiones, los mayores, también centramos muchas expectativas, en algo que puede ser considerado un regalo de Reyes; y un año y otro, esperamos se resuelvan algunas situaciones nada favorables.
En mi barrio, a pesar de estar en un zona bastante céntrica, nunca llegan los motivos navideños de iluminarias colgantes; no hay escaparates ni bares, pero hay mucho sosiego.
Tampoco hay niños pequeños, y casi no nos enteramos de que los Reyes Magos habían desfilado por las calles de Ejea y por la noche, habían dejado juguetes.
Por no haber niños en el barrio, nadie nos despertó esa mañana, con «chuflainas», ni patadas de balón.
Sin embargo, mi barrio, concretamente la calle Monasterio de la Oliva, sigue esperando que los Reyes, se acuerden, que hace 32 años se arregló su pavimento, se sustituyeron las canalizaciones de sus vertidos que estaban desde 1944, cuando se hicieron las «Casas baratas», y ya no ha vuelto a hacerse reparación alguna.
Hace dos años hubo un conato, que abrió esperanzas, que quedaron frustradas , como decía en su momento *Recordar*
Hemos acordado los vecinos seguir escribiendo cartas, pero hay quienes no se fían mucho de los correos, y esta vez trataran de llevar la carta en mano hasta los Reyes Magos.
Calle Monasterio de la Oliva
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