Manuel Gimenez Larraz y Javier Lamban Montañés, descubriendo la Escultura por las Víctimas del terrorismo
El hijo de Manuel Giménez Abad +
Javier Lambán Montañés Alcalde de Ejea de los Caballeros
Mucho más que un Homenaje a las víctimas del terrorismo, ha sido el acto celebrado en la villa de Ejea de los Caballeros hoy a las 12 horas, con la asistencia de muchos ejeanos que han querido acompañar a su Ayuntamiento en este entrañable y emotivo acontecimiento.
La Glorieta de Marmande, en la Avenida de Fernando el Católico, ha sido el lugar elegido para instalar una regía escultura de hierro, creada por Ángel Marcos y realizada en los talleres de Juan José Agapito, para dejar constancia perdurable del sentir de nuestro pueblo, con estas frases escritas en piedra, al pie de la misma escultura:
En memoria de las víctimas del terrorismo el Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros erige esta escultura, expresión de la unidad y firmeza de todos los demócratas que defienden los derechos humanos, la convivencia en pluralidad y la paz.
6 de Diciembre de 2010
Día de la Constitución Española
Digo que ha sido entrañable, porque ha sido el propio hijo de Manuel Gimenez Abad, asesinado por ETA en Zaragoza, quien ha descubierto la escultura con Javier Lambán, alcalde ejeano, que ha hecho una emotiva semblanza sobre el acto, después de escuchar las palabras emocionadas de Manuel Gimenez Larraz.
Desde mi blog, gracias por llevar adelante este compromiso de lealtad con las víctimas del terrorismo y mi felicitación al creador y realizadores de esta escultura para la villa ejeana.
2 comentarios
Digno de todo elogio este importante Homenaje a la Víctimas del terrorismo. Altura de miras dan los partidos políticos en esa villa zaragozana, que también recibió el zarpazo de los terroristas con una bomba en Sabeco.
Felicitación para la villa de Ejea de los Caballeros, que al inaugurar esa Escultura-Homenaje, ha unido sus manos a las del hijo de Manuel Gimenez Abad, asesinado por defender las libertades. Fran.
Enhorabuena, Ramón, por este homenaje. Ceci y yo, de saberlo, habríamos estado de mil amores.
Un abrazo,
Patxi