En buena parte de Aragón, desde los años 40 y 50, cuando el agua era el eterno sueño de sus gentes, no solo de labradores maltrechos por largas sequías, comenzaron a surgir en amplios territorios los Pueblos de Colonización y seguidamente, al llegar las aguas del Canal de las Bardenas fueron recibiendo a sus nuevos pobladores.
José Mª Alagón Laste, en su tesis doctoral, publicada en este Blog el 12 de Diciembre de 2023, nos dio toda clase de detalles sobre los pueblos de Colonización, surgidos en nuestro suelo aragonés y parte de Cataluña desde finales de los años 50 del siglo pasado.
Hoy un libro suyo, más pequeño que el anterior, nos habla de las vidrieras o vanos acristalados dentro de varias de las iglesias de estos pueblos, que llenan de luz y colorido la sencillez y el silencio que reina en estos sencillos y despejados templos. Recordar:
Una de las que quiero destacar es la de Bardena del Caudillo, (Hoy simplemente Bardenas), que aunque no tenga cristales de bellos coloridos, tiene los vanos del templete de su Capilla, donde se venera a su Patrón San Francisco de Asís, cerrados con alabastro, la dúctil y trasluciente piedra aragonesa que acoge, en este caso, las bellas frases y Loas al Señor de uno de sus Cánticos.
EL CÁNTICO DE LAS CRIATURAS
Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Todo su libro es un repaso por esas pequeñas iglesias nacidas en antiguos secanos, que al verse crecer en nuevos regadíos y adornando sus huecos con vistosas vidrieras, se creyeron Catedrales, o al menos, así, con cariño lo soñaron y quisieron sus creadores, entre los que destacó el arquitecto aragonés José Borobio Ojeda y los Talleres Quintana y La Veneciana..
El libro completo podeis leerlo aquí, gracias a su autor José Mª Alagón Laste:
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