Rompes el cierzo que en tus muros quiebra
de altas nieves violento mensajero,
cuchillo homeopático y certero
de filo agudo y punta de culebra.
Monarca de un horizonte que enhebra
el risco con el valle y el otero;
estampa de paisaje placentero
que el alma canta y la vista celebra.
En tu trono de pinos permaneces,
cubriendo con decrépitas escamas
las joyas que custodias y enriqueces;
Vigía del entorno que encaramas,
ostentas el orgullo que mereces
y hasta haces infanzonas a tus damas.
Félix Landa Otal
JULIO 2000
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