José Manuel Pujol Villacampa (Foto album familiar)
Como cualquier hombre bueno, después de una vida intensa de trabajo y honestidad, nos dejó para siempre, casi en silencio, José Manuel Pujol Villacampa
Había nacido en Ejea de los Caballeros en una arraigada familia de esta villa; llevó de primer apellido el que trajo su abuelo Rosendo de tierras catalanas y tuvo la suerte de ser profesor de matemáticas en su propio pueblo, en el Instituto Reyes Católicos, donde celebró en 2002, con muchos profesores y ex-alumnos, el 50 Aniversario de las Enseñanzas Medias y la fundación de este Instituto, denominado en principio, (1952), Instituto Laboral.
Posteriormente ejerció esta misma actividad de profesor en Zaragoza, en el Instituto de Enseñanza Secundaria «Ramón Pignatelli», dejándonos un libro donde reflejó sus conocimientos y claras ideas sobre: Matemática Comercial.
Su relación con la Parroquia del San Salvador de la villa ejeana, fue constante y efectiva, siendo uno de los principales impulsores de las Cofradías de Semana Santa, desde su condición de presidente de la Adoración Nocturna, entre otros cargos y, seguro, que José Manuel Pujol se sintió muy satisfecho con la numerosa familia que había creado con María Rosa, su esposa, y los logros conseguidos en nuestra Parroquia durante su activa colaboración.
Pero, una profunda ilusión de José Manuel y su hermano Rosendo no ha podido verla hecha realidad: -Un reconocimiento público por parte de la villa de Ejea de los Caballeros a su abuelo Rosendo Pujol Grau-, el hombre, que al comenzar las fiestas de la Virgen de la Oliva en 1902, consiguió iluminar con luz eléctrica, no solo a la Patrona de Ejea, sino también, las calles de toda la población.
Recuerdo, que en el programa de las Fiestas de Ejea del año 2002, José Manuel escribía un extenso artículo, reconociendo la labor de su abuelo desde que llegó a esta villa, encomendado por una compañía de seguros para realizar tasaciones, en los daños producidos por siniestros de tormentas en los cultivos.
Le gustó el pueblo, al que le vio posibilidades de futuro, hizo averiguaciones y se enteró que estaba cerrado un molino de pienso propiedad del Conde Robres. Con fecha 14 de marzo 1890 formalizó el contrato de compra del molino, según documento que se conserva, gracias a las 20.000 pesetas que le prestaron.
Se trataba de un molino de piensos instalado en Luchán, que funcionaba mediante un salto de agua en la acequia de riego, por lo que únicamente funcionaba cuando la acequia llevaba agua, es decir, en épocas de riego. Para poder moler durante todo el año, Rosendo instaló un motor de leña y desde entonces al molino se le conoció con el nombre de «Molino de fuego»./
Quiso mejorar el servicio y a tal fin construyó una fábrica de harinas sobre el propio molino,/ por lo que siempre se conoció a la fábrica como «El Molino».
Instaló, como mecánico y especialista en máquinas de vapor, una máquina de este tipo, con la que impulsó un alternador en el que instaló un motor eléctrico capaz de mover las diversas máquinas de la fábrica.
Como no consumía toda la energía producida, pensó en instalar el alumbrado público en Ejea.
Se hizo la instalación del alumbrado público y se formalizaron los contratos de abono a los valientes que se quisieron incorporar a esas modernidades que prometían luz sin encender cerillas, y el día de la Virgen de la Oliva se hizo la inauguración oficial./ Solamente habían pasado veinticuatro años desde que Edison inventó en Norteamérica la lámpara eléctrica.
Otra de las aportaciones de Rosendo Pujol Grau a su pueblo de adopción, fue su idea y proyecto de subir el agua de las «fuentes de Bañera» hasta un depósito en la Plaza de Santa María y suministrarla por todo el pueblo, así como el vertido para recoger las aguas residuales. Aportó ideas, que cambiaron la anchura de lo que hoy es Avenida Cosculluela, que se pretendía realizar con solo ocho metros y siempre estuvo presente en las actuaciones y mejoras de la villa.
En este mismo Blog y en otros momentos he hablado y recordado este tema.
Hoy, al decir adiós a José Manuel Pujol, lo hago convencido, de que aquella bella aspiración por reconocer el tesón y laboriosidad de su abuelo en favor del pueblo que lo acogió como un hijo más, un día llegará a ser realidad y, desde donde quiera que esté, se sentirá feliz con ello.
Solo me resta unirme al dolor de toda su familia por tan irreparable pérdida, deseándole un eterno descanso, con la misma paz que él mismo trasmitía.
¡ Descansa en Paz, José Manuel Pujol Villacampa !
1 comentario
LA VERDAD ES QUE HE SENTIDO EL FALLECIMIENTO DE JOSE MANUEL PUJOL. BUENA PERSONA, CON UN HUMOR CONTINUO, PESE A SU ENFERMEDAD Y BUEN PROFESOR DURANTE SUS MUCHOS AÑOS DE DOCENCIA. ADEMAS PROFUNDO CREYENTE. DESCANSE EN PAZ..