Ayer Eduardo, terminó el año visitando Sibirana, le despertó interés conocer ese bello lugar y con las fotos que ha hecho con su cámara y los datos históricos, que incluye sobre el tema, la «Guía del Arte románico de Cinco Villas» de Mª Pilar Giménez Aisa, creo oportuno concluir este tema, comenzando con él, el nuevo Año 2008.
Me aporta los detalles del lugar donde estaba enclavada la escalera para subir a las torres, los puntos por donde ahora suben los escaladores que quieren conocer su interior y los arbustos que entre las piedras, han quedado como unos hermosos y auténticos bonsais.
Dejando el coche junto a la casa de los forestales en Pigalo, el camino le resulta suave, andando hasta Sibirana, finca particular con tan bellos elementos, que:
Junto con el Castillo de Luesia protegía el acceso por el este a la Val de Onsella, vía de penetración en territorios del Reino de Pamplona. Sibirana está documentado desde el año 891 cuando fue conquistado por Muhammad ibn Lubb.
En 921 figuraba en manos del Rey Sancho Garcés I. Luego Sancho el Mayor mandó construir en Sibirana una iglesia dedicada a San Martín y San Irineo, de la que hay noticias de nuevo en 1063 junto con el castillo.
La fortaleza tal como la conocemos fue edificada al pie del antiguo camino entre 1050 y 1060…Dos torres gemelas de planta rectangular unidas por un muro prolongan la verticalidad de las paredes de la roca, afilada hacia poniente como una pétrea quilla, dando al conjunto una apariencia de nave varada y fósil.
Junto al castillo se encuentra la ermita de Santa Quiteria, en ruinas desde que su techumbre de madera se vino abajo.
Una inscripción en una de las jambas de su puerta fecha su construcción entre 1112 y 1146.
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