Oficios perdidos
Antonio Lapuente Callizo
Campeón Nacional de "siega con dálla" en 1946.

La actividad por la que llegó a ser Campeón de España, Antonio Lapuente «Cabañas», fue algo que quedó para el recuerdo en nuestra comarca, ya que segar con la dálla o guadaña, cereales y preferentemente alfalfas, desapareció de las faenas agrícolas con la llegada de las máquinas, que día a día han ido evolucionando y perfeccionándose; pero en los años 40, 50 y principios de los 60, era un trabajo solo para personas con una flexibilidad y unos músculos excepcionales, pues mantener la tensión y el ritmo para cortar con la dálla a una misma altura y con el mismo ancho de trabajo, dejando perfectamente alineada la alfalfa segada, donde quedan los tallos hacia el interior y la parte superior o de las hojas hacia fuera, es algo que demuestra la habilidad y pericia del buen dállador.
En la villa de Ejea de los Caballeros, eran varios los hombres dedicados a esta dura faena; recuerdo a «los Cabañas», «Maracas»+, Antonio Anés + y Antonio Ciudad «Rivera» entre otros, que por tan duro trabajo cobraban en aquellos años unas 5 pts. la hanega, (714’28 m2.) llegando posteriormente, incluso en los nuevos regadíos de Santa Anastasia y Bardena, a 10 pts. que sería equivalente a 140 pts. la Ha. ya que esta contiene en su superficie 14 hanegas.
Los campeonatos de esta modalidad de siega con guadaña, se organizaban, lógicamente, en primavera y verano y en ellos, destacaban dalladores de Tauste, Tarazona, Borja y Ejea de los Caballeros, quedando Antonio Lapuente Callizo con sus 19 años, y este mismo año de 1946, quien se alzó con el título de Campeón de España en Belmonte (Cuenca) un 29 de Junio de 1946, al que asistió el Ministro de Agricultura.
Posteriormente el Ayuntamiento de Ejea, le entregó un diploma, felicitando su triunfo.

Tenía verdadero interés en traerlo a mi blog, y hoy, después de haber estado en muchas ocasiones con él, de recordar sus partidos de pelota en el Frontón del Negresco entre otros recuerdos, he querido charrar un rato en su casa de Santa Anastasia, donde se encuentra rodeado de su esposa y algunos hijos, que me facilitan unas fotos de aquellos momentos y la distinción que por ello, le otorgó el Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros.
Recordar es volver a vivir; pero aquella vida, picando con el martillo en el pequeño yunque la dalla a pie de campo, y acabar agotado de tantas contorsiones ante el alfalfar, mejor no volverlas a vivir, Antonio.
Con admiración comento aquel trabajo que comenzó a muy temprana edad y en plena juventud le propició tan importantes triunfos, y hoy le deseo con todo mi afecto, siga muchos años con la felicidad que hoy disfruta. ¡Enhorabuena!.