Un día se paró, como se paran todos los relojes mecánicos si no «le damos cuerda».
Reformas en su iglesia imposibilitaron seguir haciendo girar su torno con la manivela, y el viejo péndulo se paró. Solo ha quedado su viejo reloj de sol en sus piedras.*Recordar*
Desde entonces, el reloj permanecía semioculto entre las paredes de su iglesia, hasta que después de permanecer en otros locales, ha llegado a las Escuelas, donde se guarda bien, hasta que se decida su restauración y embellezca una sala en su Ayuntamiento.
Fue su alguacil, Francisco Segura, quien me mostró el viejo reloj, que no tiene ninguna fecha marcada, algo que habrá que conseguir; solo el nombre del relojero aparece en su pequeña esfera: Gonzalo TENA Segorbe.
Esperemos que pronto le llegue esa limpieza y puesta a punto, como desea su alcalde Rogelio Garces y agradaría a sus 107 asinenses.
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