La torre de El Bayo y en ella su reloj.
Lo que hoy es su carretera de Ejea a Pinsoro, que pasa frente al pueblo, era cuando conocí estos lugares la Cabañera Real de Navarra atravesando «La Venta Guiral», de la que aún quedan unos edificios en la parte sur de la carretera, junto a la finca de El Bayo.
Allí surgió este nuevo pueblo de El Bayo el año 1959 con un ciento de colonos, siendo la mitad procedentes de Tiermas, el pueblo que quedó vació y su zona de cultivos, inundada por las aguas del Pantano de Yesa y que me sigue extrañando, que nunca se haya dedicado a aquel sacrificado pueblo, una calle, una plaza ni un rincón en este lugar, sabiendo que tanto aportó por el progreso y el crecimiento de nuestra zona, quedando olvidado sobre una colina al borde del Pantano de Yesa. Ejea de los Caballeros si que tiene una calle que lo recuerda.
He comentado esta circunstacia más de una vez, *recordar*, pero hoy no quiero quedarme en sus calles, quiero subir a la torre de su iglesia y visitar su reloj que fue instalado cuando la torre se construyó y sigue funcionando perfectamente con su sistema inicial de cuerda mecánica, pesas y péndulo.
Reloj de Manufacturas Blasco. Roquetas
Acompañado de Santiago Garcés, como lo hizo en otra ocasión, he llegado a la iglesia y, tras subir 103 escaleras llegamos al cuarto del reloj, bien cuidado y bien cerradas sus ventanas para evitar el anidado de las palomas. Si la puerta de entrada al reloj mantiene la misma llave y cerraja, nos atestiguan que el reloj estará igual de cuidado.
Efectivamente, como el primer día sigue marcando las horas y da sus campanadas cuando el reloj lo ordena, recibiendo de Santiago desde hace muchos años, todos los días, las vueltas de manivela precisas para su funcionamiento, a pesar de que según me cuenta él mismo, tiene cuerda para 30 horas su reloj y para 7 días el funcionamiento de las campanadas.
Quedo satisfecho del funcionamiento del Reloj de El Bayo, aunque llegará un día que habrá que pensar en electrificarlo, al menos para el funcionamiento del mismo reloj.
A mi amigo Santiago, el de los servicios múltiples de El Bayo, lo dejo segando el cesped de los jardines del paseo y le deseo la mejor salud para subir cada día ese ciento de escaleras y seguir dándole vida con su manivela, mantenerlo limpio y cuidando al viejo reloj, tan visible en todo el pueblo y desde la carretera, que un día fue Cabañera.
Un hermoso pino preside la Plaza de los Arcos.
1 comentario
Gracias por recordar al pueblo de mis mayores. Somos unos desagradecidos y olvidadizos.