Calzada romana en las Cinco Villas.
En los montes de Castejón.

Cuando lees la vicisitudes y enfrentamientos vividos solo por intereses personales, para la instalación de aquel Ferrocarril Sádaba-Gallur (1915-1970) que llegó a las Cinco Villas, y al que definitivamente se le encomendó el recorrido que desde el principio se le vaticinó nefasto, como así lo fue a la vista de su corta vida, uno se imagina, que por las mismas razones, para llegar a nuestra comarca desde Zaragoza, había que ir hasta Gallur, desde donde arranca la carretera A-127.

Han tenido que pasar muchos años, hasta que se pudiera entrar por el Gállego desde Zuera o se construyera el puente que nos facilita cruzar el Ebro en Alagón y venir a Las Cinco Villas por Remolinos. Ahora tenemos un puente más, en *Pradilla de Ebro*

Hoy, que me encuentro en el Alto de Esteban, próximo al Vértice del mismo nombre en los Montes de Castejón, que desgraciadamente se quemaron el pasado año, observo la Calzada Romana que desde Caesaraugusta (Zaragoza) llegaría a Pompaelo (Pamplona) cruzando nuestra comarca, y pienso que aquellas gentes, que buscaban exclusivamente lo más útil y más eficiente para sus movimientos y el transporte de las mercancías, eligieron el mejor camino, el más corto y evitando el paso de los ríos, algo que no hemos sabido copiar generaciones posteriores.

¿Cuántos siglos y cuántos carros, «plaustrum» o galeras «serracum» con sus llantas de hierro, tuvieron que transitar por esos lugares para dejar tan claras hendiduras en la piedra?

Hoy el sitio resulta lúgubre, las negras cenizas de aquel incendio, *Recordar* aún se mantienen en la superficie de este pedregoso lugar, que espera se corten sus pinos quemados y vuelva a renacer la vida, con el verdor que caracteriza a los Montes de Castejón.

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