He salido de Marracos hacia la «Central», donde hace muchos años vivían varias familias, a cuyos hijos llevaban a la escuela de Marracos, donde Dña. Manolita Infante Ungría, descendiente de Erla y tía mía, impartió sus enseñanzas como maestra durante varios años.
Veo las nuevas balsas construidas para el suministro a la población y para los nuevos regadíos por aspersión instalados en la zona, el río Gállego y al fondo, los extensos secanos de la Hoya de Huesca.
Y ya el «Salto del Lobo» por una amplia y nueva carretera; la Central Hidroeléctrica de la que vengo hablando en escritos anteriores y fue inaugurada en 1904.
Mansas llegan las aguas del canal, hasta la entrada de las tuberías que las bajan hasta las turbinas generadoras, para luego devolverlas al cauce del mismo río Gállego. ¡Qué lástima no proliferen más este tipo de centrales eléctricas!
Su entorno es acogedor, verde y tranquilo, donde se va a poner en marcha una «Casa Rural» en uno de sus antiguos edificios, con los servicios propios de bar, para hacer más grata la visita a este lugar. ::Saber más, aquí ::
Final del canal al llegar al «Salto del Lobo»
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