Con el título genérico «Los Conventos Capuchinos de Aragón (1598-2004)» escribió el capuchino ejeano Luís Longás Otín este libro, donde describe uno a uno los 19 conventos que llegaron a existir por toda la geografía aragonesa, entre los que figura y cuenta las vicisitudes del Convento de los Capuchinos, que por primera vez llegaron a Ejea de los Caballeros en el siglo XVII, cuando en esta villa existían seis parroquias: San Juan Bautista, Santa María, El Salvador, San Andrés, San Matías y San Pedro, además del santuario de la Virgen de la Oliva.
Aporta datos y fechas de la fundación en 1630 y de las razones por las que quedó vacío y sin comunidad en varias ocasiones: La Guerra de Sucesión, Guerra de la Independencia, Normativa de 1822 con exigencias sobre el número de frailes, Desamortización de Mendizabal y la última el 26 de Enero de 1948 cuando solo llevaba siete años de vida desde la llegada de aquellos frailes, de grato recuerdo, para quien tuvimos la suerte de conocer y recibir sus enseñanzas, como el P. Serafín de Lezáun, P. Carlos de Urzainqui, P. Justino de Alsasua, P. Lorenzo de Sangüesa, P. Tarsicio de Abárzuza, P. Martín de Sesma y Fray Martín de Bedoña.
Hoy después de tantos años, este libro nos activa la memoria, nos hace buscar esa foto de la niñez que nunca se olvida y te recuerda a los muchos compañeros que están ahí y ya no pueden verla.
Termina el P. Luís Longás Otín, lo escrito sobre este Convento de Ejea de los Caballeros, con este emotivo texto que adjunto:
en la Iglesia de la Virgen de la Oliva
1 comentario
Siempre es bonito recordar la niñez y mirando esas fotos antiguas rememorar la propia historia, pensar en cada uno de esos compañeros con esas caritas de ángeles y en lo que serían sus vidas después.
La pena es que hubo una época en que todo lo antiguo se destruía, sin pensar en la historia que guardaba dentro, hoy en día quizás se hubiera pensado más en restaurar aquel edificio de los capuchinos y así los más jóvenes sabríamos más cosas de ellos y de la labor educativa que sin duda hicieron en Ejea.
Gracias por recordarlos y enhorabuena a Luís Longás por su libro. Pilar