No sé dar una razón contundente, cuando alguien me ha preguntado, el por qué, sin haber tomado parte activa en rondalla alguna, con instrumento, canto o baile, me encanta la Jota aragonesa.
Como principio, era muy chico cuando la oía cantar a los labradores, cuando volvían del campo sobre sus reatas de mulas o en sus carros. Yo mismo, iniciado desde muy joven en aquellos menesteres en la agricultura de aquella época, antes de llegar los tractores a nuestros campos, cantaba jotas sin distinguir tonadas ni estilos.
En nuestros pueblos, antes de imponerse la televisión en un lugar preferente en los cafés, bares y cantinas, dándonos noticias, hablando del futbol o del tiempo, la Jota se cantaba tras unos cafés y unas copas por grupos de jóvenes y no tan jóvenes. Y en cualquier fiesta o ronda por la población, al surgir uno o varios cantadores acompañados de guitarras y bandurrias, alguien tenía que improvisar las coplas dedicadas o alusivas a personas concretas, a entidades o instituciones… y allí, entre «bastidores» también podía estar yo. Muchas de aquellas coplas fueron efímeras de aquel momento y serían aplaudidas, pero pronto olvidadas. Solo dos, al ir acompañadas con la música de Moisés Mena Posa y ser pieza obligada en el Iº Festival de Canción Aragonesa para Masas Corales «Canal de las Bardenas» en 1970, perduran en el tiempo; una de ellas dice así:
Mece el Cierzo cinco rosas,
cinco antorchas encendidas,
cinco nombres, cinco pueblos,
cinco joyas, Cinco Villas.
Mece el cierzo cinco rosas,
cinco antorchas encendidas.
Treinta y un pueblo en tu suelo
te dan tu Nombre y tu Vida
Miguel Iguaz de Sádaba, de quien he hablado en varias ocasiones, escribió coplas bellísimas relacionadas con nuestros pueblos, que no se escuchan con frecuencia; sin embargo hay coplas que escuchamos, incluso a través de Aragón TV, que para nada favorecen, no solo a nuestra comarca y a sus gentes, sino a nuestro canto regional. Especialmente quiero referirme a una escuchada recientemente en el programa «Dándolo todo Jota», que dice:
Ya vienen los segadores
de segar de Cinco Villas,
muertos de hambre, sin dinero
y quemadas las costillas.
Desconozco quién pudo ser el autor de esta copla cantada con uno de los estilos de «Trilladoras», propios de nuestra comarca, y decirles a escuelas de Jota y cantadores, que además de no poder ser verdad lo expuesto en ella, ya que de las Cinco Villas nadie se va «muerto de hambre» y sin el dinero que haya ganado trabajando. Y por cierto, se canta con demasiada asiduidad en algunos concursos, habiendo otras muchas más coplas, «segadoras» o «trilladoras», menos ofensivas y más verdaderas, como algunas escritas en el libro de Fernando Solsona y Mario Bartomé, editado en 1994 por El Periódico y el Gobierno de Aragón:
Ya vienen los segadores
de segar de los secanos,
de beber agua de balsa
toda llena de gusanos.
Segadora, segadora,
¡que aborrecida te ves!
Todo el día en el rastrojo
y agua no puedes beber.
Pa’ que Aragón sea rico,
haced presas y pantanos;
ya no irán los segadores
a segar a los secanos.
Canta, alegre, el segador
en medio de la faena.
No es suya la mies y canta,
¡qué sería si lo fuera!
Sí que reconozco, que en los Concursos de Jota, incluso de nuestros pueblos, además de canto y baile, debía estimularse la creación de nuevas tonadas y coplas de jota, olvidarnos de muchas coplas que son «ñoñadas» o «pepadas», queriendo ser graciosos con sus versos. Nuestro canto regional debemos hacerlo serio y elegante, como LA JOTA se merece, y su comienzo está en la copla o canta escrita.
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