Antigua Plaza de la Villa. (Actual Plaza de España)
No es preciso hacer una reseña biográfica de Mª del Carmen Ladrero Larraga, si estamos dispuestos a leer su artículo que nos envía desde Oslo. En él, paso a paso, nos va describiendo qué ha sido su vida, viviendo de niña en Ejea de los Caballeros y guardando siempre sus infantiles recuerdos. Sus estudios de música, y con ellos, llegar a los paises nórdicos donde asentó su vida y su familia.
Recordando la tierra que la vió nacer, visita este blog, que hoy se siente honrado con su colaboración y agradecemos infinito, sabiendo que muchos de los post que inserto en él, los muestra traducidos en su blog en Oslo.
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Es una tarea gratificante volver a recordar mis raíces, pero mucho más me gratifica escuchar historias que me quieran contar todos mis conocidos y familiares acerca de las cosas que ocurrieron cuando yo vivía en mi pueblo de niña, y actualmente me encanta poder hablar con sus gentes, aprender bien nuestra historia, la cultura cincovillesa, su folklore, su gastronomía, ver sus campos……por cierto, algo he aprendido acerca de las Bardenas. Mi madre decía «del caserío se podían ver las Bardenas» y yo siempre creí que las Bardenas eran algo muy aragonés y un poquito navarro, hasta que un día buscando información sobre la situación de las mismas, comprendí que las Bardenas llamadas reales limitaban con 13 municipios navarros y solamente con 3 términos municipales de la provincia de Zaragoza que son Tauste, Ejea de los Caballeros y Sádaba. Y supe que están divididas en varias zonas diferenciadas. La blanca que es la más desértica pertenece a Navarra. De aquí recibo muchas invitaciones para recorrer su zona turística, curioso es saber que en algún tiempo los bandoleros se refugiaran en el inhóspito terreno de la Blanca.
La Bardena aragonesa es conocida como Bardena Negra, pero me sorprendió leer que tiene varias rutas con diferentes colores con sus respectivas descripciones. El sendero de la negra es increíble pues atraviesa parajes como el refugio y el plano de Goya, además tiene un sendero con 15 paradas hasta llegar a la punta de la negra con 648 m. Así pues reconozco que mis conocimientos acerca de las Bardenas van aumentando poco a poco, pero tengo ganas de explorar esto sobre el terreno.
En realidad es mi hija, que con sus preguntas y su interés por saber de donde procede su madre y todo lo concerniente a Aragón, me ha contagiado esta pasión que aumenta a medida que los años pasan.
He tratado de encontrarme con viejos recuerdos, fotos, leo y aprendo poco a poco nuestra historia, trato de darla a conocer aquí en Noruega, Dinamarca y Suecia, donde reside toda la familia de mi marido.
Mucho he aprendido, en todos los aspectos, pero me falta mucho que aprender acerca de mis raíces. Me parece muy importante volver a recordar, volver al pasado, es apasionante! hace volver a ver y analizar el camino andado y reflexionar sobre tus pilares infantiles, todo lo que fue y lo que no llego a ser, todo lo que hay ahora y lo que ha desaparecido en mi pueblo, Ejea de los Caballeros y en las Cinco Villas.
Las casas labriegas que ya no están, otras que están en ruinas y que hoy el suelo también esta ahí, pero…..en su lugar ya no están aquellas casas tan queridas por mi.
Ahora hay muchos edificios que no reconozco y muchas cosas que han cambiado, como las rutas que se han hecho en la Bardena de Aragón y en la de Navarra.
Los ecos del pasado suenan en mi mente, recuerdo los apodos, los apellidos, el viejo casino donde mis padres me llevaban para la hora del café-concierto con la orquesta de turno y que muchas veces había un trompetista que me fascinaba por su estilo y su música. La gente que allí bailaba, hablaba y fumaban aquellos puros que me parecían enormes! Aunque yo era una pequeñaja me encantaba estar allí con los mayores y verlos divertirse. Mi madre era una gran bailadora!
Recuerdo que las pequeñas/os solíamos jugar en la calle Delfín Bericat donde mis padres tenían una de las 2 tiendas.
En medio de la calle jugábamos a las «tabas» «a la voltereta» un juego bastante peligroso si dabas con la cabeza en las piedras. Y otros tantos juegos sin juguetes y sobre todo sin problemas de tráfico y con la mirada de los vecinos que cuidaban de todos/as.
En el muro vivían dos de mis mejores amigas y en los corrales de sus casas hacíamos teatro, me acuerdo de «la condesita azul» qué bien lo pasábamos! me acuerdo que había algunas galeras, carros y saltábamos de unos a otros.
Fuente Bañera:
El camino a fuente bañera, donde íbamos de paseo para encontrarnos con algún que otro conocido por ahí, para reír y disfrutar con los mozalbetes de Ejea, aunque éramos muy pequeñas, pero eran paseos de verdad! Sin teléfonos inteligentes, ni IPad, sencillamente, correr y reír! mirarnos a los ojos, cogernos de las manos!
Las Mercedarias:
El colegio en el cual además de asistir a clases, sobre todo de música, pasé muchos días comiendo con las monjicas, me negaba a comer en casa y era muy importante el que comiera, padecía una anemia de vida o muerte, las monjas me entretenían y algo comía, aunque al final me tuvieron que llevar a urgencias a Zaragoza. Me salvé! Tengo muy buenos recuerdos de las hermanas que me enseñaron a amar la música.
La vida en Zaragoza:Puerta del Carmen. Zaragoza
En la capital del reino, interna en el Colegio de las teresianas conocí a mi maravillosa profesora de música, que era de Méjico, gran pianista y una gran pedagoga! La madre Marina una gran mujer! Las monjas teresianas fueron como verdaderas tías y madres para mí. Yo era muy revoltosa, pero me educaron y me dieron mucho cariño.
Con los años la música me fue muy bien y saqué un final de carrera en el conservatorio de Zaragoza con sobresalientes y con mucha apreciación de mis profesores. Aunque yo quería ser profesora de idiomas, no de música, la música era mi pasión, pero no lo veía yo como trabajo. Y así fue que viajé a Londres a los 18 años para poder dominar el inglés a la perfección! Y luego hacer filología inglesa en la universidad de Zaragoza. Más tarde aprendí los idiomas nórdicos, una beca de música me trajo a Oslo para gozar de un año con la música de Grieg. En Noruega decidí quedarme después de un año increíble! Y ahora ya van siendo muchos años los que han pasado. He vivido más años en el extranjero que en mi patria, pero siempre he reconocido que mis pilares están ahí en España. No he querido perder mi nacionalidad para poder tener la noruega.
Volvamos a mi pueblo: Banda Municipal de Música
El baile de la plaza de España a cargo de la Banda Municipal de Ejea
Aquí era donde todos los fines de semana, ejeanos (pequeños y grandes) socializábamos con los ritmos que nos ofrecía la orquesta. Pura diversión! Amenizaban la fiesta con muchos pasodobles y otros bailes que nos hacían mover el cuerpo hasta caer de cansancio.
El cierre final era apoteósico, recuerdo la jota que ponía broche final y con esa despedida, todos a casa! Estábamos agotados y contentos con tanto movimiento del esqueleto.
Al final del paseo, al lado del ayuntamiento. Había un banco y aquí nos sentábamos para hablar con los niños, uno de estos, tenía voz de jilguero, el jilguero del paseo, yo lo llamaba Joselito. Increíble la voz de este chico, no sé si sería ejeano, pero me gustaría saber qué pasó con su voz.
El fútbol era la pasión de mis padres y yo tenía que estar con ellos siempre que había partido. Los futbolistas empezaron a ser mis conocidos, especialmente cuando mis padres les invitaban a tapas de embutidos en la tienda.
Las familias con sus «apodos» que vivían alrededor de nuestra calle Delfín Bericat, eran como una parte especial de nuestra familia.
Los pellejeros, los carpinteros, con José, el hombre más amable y agradable, que nos ayudaba a calmar el genio de mamá con su sonrisa, la tienda de vinos de Asensio con sus bebidas fuertes, los panaderos que daba gusto entrar y oler, la carnicería de la señora Marcilla, los del Palacio del mueble, la familia del notario, muy buenos clientes, los de los coches de la esquina, Manuel Pérez el primer taxista de Ejea? Los tintoreros, los pellejeros, etc. etc. Uy! Qué recuerdos, como decía al principio son solamente ecos del pasado, pues era una niña cuando mis padres decidieron ir a vivir a Zaragoza.
Me acuerdo del pregonero que recorría todo el pueblo con su pregón, tocaba la corneta y todos a la calle para escuchar lo que pregonaba
Tocaba su corneta y seguidamente decía: Se hace saber… Por orden del Sr. alcalde…
El afilador lo tengo en mi mente por la melodía que tocaba para que saliéramos a darle trabajo, qué bien afilaba los cuchillos y tijeras, todo lo afilaba de maravilla!
Aunque los aires (la tecnología ) del mundo moderno han sido un bien de alguna u otra forma práctica para todos los humanos, también nos han traído la decadencia, demolición etc.
Da pena ver las ruinas de muchos caseríos y casonas etc. de nuestra tierra, en este caso Aragón, los muros y restos están ahí para hacernos recordar anécdotas de antaño, y aquí tengo yo una historia de mi familia Larraga que me parece interesante recordar.
El caserío Larraga:Ante el viejo Caserío acompañada por Pepe Ramón
Volvamos a hablar de mi hija. Ella siempre que veníamos a Zaragoza en las vacaciones escuchaba con interés y fascinación las historias que le contaba su abuela de aquel caserío, aquel místico caserío del cual yo no sabía nada! Nunca me contaron o no escuché las historias del caserío. Nunca me llevó nadie a verlo, allí habían vivido todas mis queridas tías y mi queridísimo tío y mucha gente que trabajaba para mis abuelos. Nos fuimos a vivir a Zaragoza cuando yo era muy pequeña y nunca pensé que hoy día me daría tanta pena no haberlo podido conocer. Ahora está derruido.
Mi hija, que seguía preguntando a la abuela cuando veníamos a España por la vida en el caserío, se enteró en pocos días de un verano de cómo hacían el vino, cuantas vacas lecheras tenían (que les daban rica leche) con la leche hacían deliciosos panes y repostería, cuantos árboles frutales, cuantos viñedos, cuantos cerdos, patos, ahucos, pavos, gallinas que les daban huevos para dar y comer en abundancia, cuantos tractores, segadoras, talladora de alfalfa y remolacha.
Tenían ganado, ovejas, corderos y por supuesto! perros y gatos, en fin una finca digna de ver y que yo nunca pude visitar.
Pero un día de 2013 leí el blog de Peperamón y de él supe más acerca del caserío Larraga, ahora de Benitín. El sabe muy bién su situación y su relación con el caserío vecino AÑESA y que casualidad que la abuela le contaba a mi hija, que los domingos iban a oír misa al caserío vecino, o sea, el de AÑESA.
En la románica iglesia de Añesa
Para poner punto final a este pequeño recorrido lleno de anécdotas y curiosidades citaré dos personajes que han escrito mucho sobre temas que me interesan. Elena Piedrafita Pérez y Don Vicente de Cadenas y Vicent
Elena Piedrafita Pérez cuenta en «Las cinco Villas en la Edad Media» lo que era Añesa: Añesa será el centro de un importante conjunto de bienes templarios. Cedida por Alfonso I a Lope Garcés peregrino en 1117.
El apellido Larraga aparece recogido por el Cronista y Decano Rey de Armas, Don Vicente de Cadenas y Vicent, en el «repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica» que es la mayor obra de heráldica española.
Pienso volver a Mi tierra, como dice la habanera de Ejea de los Caballeros: «Volver a Ejea».
6 comentarios
Buenos relatos de infancia. La Calle Delfin Bericat, terminaba con la casa del PALACIO DEL MUEBLE y donde están ahora las quinielas. Seguian las escuelas y la tintoreria de Tajada. Una Calle relativamente corta, pero muy poblada y familiar. Como recuerda Fernando en su comentario, se salía a la fresca, se jugaba al marro , a la alpargateta , a llamar en los picaportes de las casas y en definitiva lo pasabamos bien. Cuadrillas de chicos, APARICIO, PEREZ, MARZO, LADRERO, LAMBAN, GERICO, BERICAT, ASENSIO y tantos más. Se celebraban en agosto las fiestas de la Calle Nueva y la verdad es que todos son recuerdos bonitos. La carniceria de Petriz, la tienda de las Sra. Agustina, las motos de Albalate daban alegria a esta calle, mi calle, la mejor.
Gracias Miguel por ampliar mis recuerdos, de verdad que me ha gustado leer tu información de nuestra calle Delfín Bericat.
Voy a España este año y me pasaré por Ejea, me gustaría conocer a un vecino de mi calle.
Te doy mi correo:
carmenlarraga@yahoo.no
Querida Mª del Carmen:
He leido tu artículo «Recuerdos» y me he quedado impresionado, impresionado por que yo no hubiera descrito tan bien mi propia infancia.
Durante la lectura del mismo hay un constante » Yo también…» tanto que parece imposible tanta coincidencia sin ser familia incluso sin conocernos, por que:
Yo también me apellido Ladrero aunque de otra rama, creo que en Ejea hay tres ramas Ladreros.
Yo también tenía el mismo tío queridísimo al que haces mención, Gregorio.
Yo tambien tengo los mismos primos hermanos Eduardo, Josemari y el pobre Carlos q.e.p.d.
Yo también viví en la calle Delfin «Pericat» siempre estuvo la B estropeada y con la misma gente, a los que citas añadiría los Madurga, los Cera, los Supervía, los Soroa D. Teofilo el maestro y sus hijas etc.
Recuerdo vuestra tienda perfectamente, veo la máquina del aceite, la cuchilla de cortar bacalao, y recuerdo los mil maravillosos olores de tantas cosas que alli se vendían.
Yo tambíen pertenezco a la diáspora ejeana, tenía 9 años cuando nos marchamos de nuestra calle y los últimos 45 lo he vivido en el Pais Vasco.
En fin eran tiempos de sabañones y estufas de serrin, de salir a la fresca y de moscas, muchas moscas, de saborina y sardinas rancias, pero fué nuestra niñez, maravillosa niñez.
Un beso Maricarmen y gracias por traer a mi memoria tantos recuerdos.
Fernando Ladrero
ferladrero@hotmail.com
Qué agradable que tú también recuerdes la calle, sus olores y la tienda, me gustaría que algún día pudiéramos encontrarnos en Ejea y poder hablar y recordar aquellos tiempos lejanos y pasados de nuestra infancia.
mi. correo es el siguiente:
carmenlarraga@yahoo.no
Que bién pensado, al final el bello paseo/avenida de la constitución..
Me parece muy bién!
Quiero volver a Ejea este año y poder viajar por las Bardenas
Espero poder llevar a mi familia.
Las Bardenas tengo que visitar este año! ya veremos cuando y como?
Espero poder traer a mi familia después de planear yo el viaje.