Cómo puedo querer tanto a esta tierra
dura y seca,
si mi cuna fueron las olas mediterráneas.
Suave brisa,
fuerte cierzo
claro cielo,
niebla intensa,
mezcla de amor y pasión.
Encrucijada de caminos sin salida,
te has convertido en la cárcel de mi alma,
ni todos tus caballeros conseguirían
mitigar el dolor que por tí siento,
porque has quedado en medio de la nada
quizá olvidada,
preñada de un Canal que te dio vida
y a la espera de morir sola mañana.
Los días caerán del calendario,
tus sueños de grandeza irán pasando
al ver que no regresan nuestros hijos
y aquellos que mandabas a salvarte
guardaron su riqueza en otra parte.
No encontraron el camino de regreso,
ya no estaba,
algún sendero les llevo hasta tierra extraña
donde hoy arrullan el sueño de los suyos
mis olas mediterráneas.
Susana Hernández.
Publicada en la Revista ÁGORA nº4
Revista de cultura, ensayo y creación literaria
Centro de Profesores y recursos de Ejea.
21-05-2006
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