Cada rincón de nuestros pueblos y en distintos momentos, pueden ofrecernos un motivo u otro para escribir de ellos.
Hoy me acerco hasta «La Estacada», la antigua azud de Facemon, (debajo de las “Canteras” y la “Cantamora” en el lado norte de la villa), que tiene la propiedad de introducir sus aguas bajo la población, en una acequia subterránea y abovedada, conocida como la mina, que las lleva hasta “La Zutilla” en el Arba de Biel.
Este complejo sistema fue el que sustituyó a comienzos del siglo XIX al famoso Azud de Arasías, que cerraba el curso de los dos Arbas y hacía innecesarias todas las obras. («La huella del agua» Carlos Blazquez. 2003.)
La sequía no es indiferente para nuestros ríos y, el Arba de Luesia, a su paso por Ejea lleva un escaso caudal, que prácticamente, todo es recogido en esta Azud para regar Facemón y las partidas de Añesa y Escorón, dejando que llegue al río la suficiente cantidad de agua para que este no muera, (su caudal ecológico) hasta encontrarse con las aguas que llegan por el Arba de Biel y continuar unidas hasta el Ebro, habiendo perdido en el encuentro sus apellidos: de Luesia y de Biel.
Me imagino las escaseces de agua, donde están faltos de infraestructuras para almacenarla… Aquí tenemos suerte.
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