Restos donde estuviera la Ermita de San Martín
Arriba, en lo alto de la colina, conocida como la cantera de San Martín…
…el fuego solo dejó piedras y más piedras,
que son testigos de antiguas construcciones,
entre las que estuvo la ermita de San Martín,
donde ya brotan los agozos que cambiarán con sus flores la tristeza de esta estampa.
En un anterior escrito sobre Valpalmas, visitando su Calvario, incluía una fotografía de un montículo que desconocía su nombre, pero recordaba que había sido el incendio del pasado verano, quien había cambiado sus tonalidades del resto de los montes.
No tardó amablemente, Celia Lasierra, en informarme de algunas razones, que no solo complementaban mi anterior post con el nombre propio de la cantera de San Martín, que corregí de inmediato, sino que me daban una serie de datos sobre la existencia en la cima de este lugar, de una ermita dedicada a este Santo, San Martín, que no dudo será San Martín de Tours, tan venerado en épocas pasadas en nuestra comarca de las Cinco Villas de Aragón, como lo atestiguan las iglesias dedicadas a Él, en pueblos como Biel, Sos del Rey Católico y Undués de Lerda, nada extraño al tratarse de un Santo que en Francia vivió una historia conmovedora:
Nació en Hungría, pero sus padres se fueron a vivir a Italia. Era hijo de un veterano del ejército y a los 15 años ya vestía el uniforme militar.
Durante más de 15 siglos ha sido recordado nuestro santo por el hecho que le sucedió siendo joven y estando de militar en Amiens (Francia). Un día de invierno muy frío se encontró por el camino con un pobre hombre que estaba tiritando de frío y a medio vestir. Martín, como no llevaba nada más para regalarle, sacó la espada y dividió en dos partes su manto, y le dio la mitad al pobre. Esa noche vio en sueños que Jesucristo se le presentaba vestido con el medio manto que él había regalado al pobre y oyó que le decía: «Martín, hoy me cubriste con tu manto».
No he dudado en visitar y conocer el lugar, la cantera de San Martín y su pequeña plana llena de piedras amontonadas que en otro momento fueron construcciones y corrales, entre las que se halla lo que fuera la mencionada ermita, que, según me cuenta un viejo cazador de Valpalmas, él nunca había llegado a ella por encontrarse su entorno lleno de romeros y altos matorrales que lo impedían.
El fuego, lamentablemente, arrasó toda la vegetación que la ocultó durante tantos años, pero en este caso, ha servido al menos para recordarnos que aquí existió la ermita que ha dejado su nombre a la Cantera y se veneró en ella a San Martín, en talla o pintura, aunque nada sepamos del destino de aquella imagen.
Como apunto a pie de foto, entre los restos de la vegetación quemada comienzan a brotar los Asphodelus albus, más conocidos en nuestros pueblos con el nombre de «agozos» o «gamones» que pronto florecerán, invitándonos a subir a la cantera de San Martín, y recordar en ella, que posiblemente, hubo algo más que una ermita y disfrutar desde ella, las bellas vistas que el paisaje nos ofrece.
Solo me resta agradecer a Celia Lasierra y E. Behamonte su inestimable información y ayuda.
Restos de la ermita de San Martín, que la vegetación mantuvo oculta hasta el incendio de Julio-2012.
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