Cartel anunciador de la Exposición
Sabía que Ángel Marcos Martínez, quien fuera, entre muchos trabajos realizados en nuestra comarca de Cinco Villas, el restaurador del Retablo Mayor de la iglesia de San Salvador de Ejea de los Caballeros, auténtica joya gótica del siglo XV, estaba preparando una exposición pictórica de diferentes temas, realizada en su dilatada vida artística y… el momento ha llegado.
En la Sala de Exposiciones de la Parroquia de Ejea de los Caballeros, este domingo 27 de Abril, se inaugura la mencionada recopilación de pinturas de Ángel Marcos Martínez, que sin duda será todo un éxito, tanto de su obra como de asistencia de público, ya que Ángel es conocidísimo en todo lo relacionado con el arte y la restauración de imágenes religiosas que en Ejea, son procesionadas con fervor por diferentes cofradías de Semana Santa, como la del Santo Cristo del Silencio.
No voy a resaltar la personalidad, las dotes artísticas y profesionales ni las cualidades humanas que se condensan en mi amigo Ángel Marcos Martinez; es el Ayuntamieto de Ejea de los Caballeros, organizador de esta Exposición, a través de su Concejala de Cultura, Elena Guinda y de Mª Ángeles Casalé, su esposa y Técnico Socio-Cultural del Ayuntamiento, quien nos describen quien es el autor de esta importante Exposición. A mi solo me resta Felicitarlo a él y a su familia y aconsejar a Vds, sigan leyendo :
El programa de exposiciones de 2014 incorpora una exposición dedicada a Ángel Marcos. Al Ayuntamiento de Ejea le complace especialmente verla materializada tras sucesivos aplazamientos, no deseados, no deseables.
Contra esas contrariedades ha llegado el momento de darle luz y de hacer posible una muestra retrospectiva de algunos de los trabajos –pinturas y dibujos- de este navarro, hoy asentado en Ejea de los Caballeros, que llegó a nuestra ciudad allá por mitad de los años 80 para hacerse cargo de la restauración del Retablo Mayor del Salvador.
Vienen a nuestra memoria recuerdos infantiles de las escenas de un Retablo Barroco de imágenes oscuras. Hoy contemplamos un Retablo Gótico, bello y luminoso, que permanecía subyacente y sobre el que se tenían noticias documentales. Diputación de Zaragoza impulsó su restauración para sacarlo a la luz y encargó aquella tarea a un restaurador de prestigio que afrontara aquella difícil y comprometida tarea. Son los orígenes de la presencia de Ángel Marcos en Ejea. Su relación personal con una ejeana intensificó esa presencia y hoy nos complace tenerlo como convecino nuestro y conocerlo en su otra faceta profesional, que no es la de restaurador sino la de artista.
Todos hemos conocido a lo largo de algunos años las capacidades artísticas de Ángel Marcos. Ha sido un hombre generoso con el Ayuntamiento de Ejea y a muchos les vendrán a la memoria aquellas impactantes escenografías que fabricaba en las primeras ediciones del Certamen Coral de etapa municipal, o las carrozas de los Reyes Magos que diseñó y pintó hace muchos años y que todavía hoy perduran en su factura casi original, o las muchas portadas de programas de fiestas que nos obsequiaba, o el retrato del Rey Juan Carlos que donó y que luce en el Salón de Plenos…
Por esto y por mucho más, el Ayuntamiento responde a su generosidad acogiendo esta exposición -que, por cierto, llega a la programación municipal prácticamente resuelta por el propio autor en su proceso de diseño y montaje, en una muestra más de esa generosidad- y disponiendo una serie de recursos para que se conozca su trabajo, se publicite y se ponga en valor.
Me siento contenta, nos sentimos contentos en el Ayuntamiento, de que la exposición de Ángel Marcos sea una realidad. Bajo el título “ÁNGEL MARCOS. Punto y seguido” deseamos que el trabajo de Ángel sea efectivamente eso que pretende el título: la apertura de una nueva ventana a su vida y a su arte.
Elena Guinda Villanueva. Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Ejea.
«ÁNGEL MARCOS. Punto y seguido»Ésta es una exposición muy deseada, a la que diversas circunstancias vitales adversas han ido aplazando. Hoy se hace realidad -ilusionada e ilusionante- para el autor, para su familia, para sus amigos y probablemente para el público que la contemple durante el mes que permanecerá abierta.
El título de la exposición resume su intención. Un nombre y un apellido -Ángel Marcos-, complementado por un término que en su inmediatez nos recuerda a un signo ortográfico clásico -Punto y seguido- y que, efectivamente, se inspira en su función gramatical para remitirnos metafóricamente a la finalidad que persigue el autor con su exposición. Del mismo modo que un ‘punto y seguido’ marca el final de un enunciado y el comienzo de otro en el mismo renglón, así también pretende Ángel Marcos mostrarnos una selección de los trabajos artísticos realizados a lo largo de su vida, comunicándonos a la vez la intención de seguir pintando, en otra etapa vital, en otra circunstancia personal, con unos condicionantes e ideas nuevos.
Ángel Marcos llegó a Ejea de los Caballeros para restaurar el Retablo Mayor de la Iglesia del Salvador. El arquitecto José Mª Valero y la profesora de Historia del Arte Medieval Mª Carmen Lacarra, a través del área de Restauración de Diputación de Zaragoza, le encomendaron la tarea de sacar a la luz la mejor joya de nuestro patrimonio mueble, el Retablo Gótico que los maestros Blasco de Grañén y Martín de Soria pintaron allá por el siglo XV. Fue una experiencia inolvidable, el trabajo más difícil y arriesgado de cuantos Ángel Marcos ha acometido a lo largo de su vida profesional.
La restauración ha sido su oficio. Durante 39 años trabajó en el Museo de Navarra, restaurando obras del patrimonio foral o haciendo seguimiento de los trabajos que otros profesionales realizaban. En Aragón realizó también algunos trabajos en las provincias de Huesca y Zaragoza y, por su proximidad comarcal, mencionaremos intervenciones en retablos de Orés, Luesia, Erla, Luna o Tauste.
Desde su jubilación, Ángel Marcos vive en Ejea. La restauración del Retablo del Salvador lo acercó a Ejea y una relación personal -emocional y socialmente difícil, resistente y al final dichosa- lo ha dejado a nuestro lado, aunque sus seres queridos lo mantienen unido afectivamente a Navarra. Y en Ejea va a hacer su primera exposición. Una exposición en la ‘edad tardía’ de alguien que ha sido toda su vida un “trabajador del arte”, alguien que se mantiene activo, vital y vigoroso, pese a algunos contratiempos de salud a los que quiere enfrentarse con optimismo.
Ángel Marcos ha dibujado y pintado toda la vida. Ya desde niño, en el pueblo palentino de Venta Baños donde pasó su infancia –pese a haber nacido en Estella- , su maestro Don Juan Medrano le mandaba reproducir a Alexander Fleming, a Ramón y Cajal, a Menéndez Pidal y a otros maestros de la época. Con aquellos dibujos decoraba Don Juan las clases de esa escuela de posguerra falta de recursos, donde se pasaba frío y faltaba la alegría. En los pasillos de aquella escuela pintó también la escena de los Molinos de Viento del Quijote que, pasado mucho tiempo, visitó y pudo aún comprobar que sobrevivían al paso de los años. Lo mismo ocurría en la academia donde estudiaba el Bachillerato. La beca que le otorgaron para estudiar lo comprometía a pintar murales con escenas de los Apóstoles, San Agustín, bodegones, escenas de deporte, azulejos… Pero todo esto no dejan de ser anécdotas de infancia y de primera juventud. No obstante, en la exposición podremos ver algunos de aquellos dibujos de estudiante, muy pocos pero suficientes para hacernos a la idea de cómo dibujaba aquel muchacho de 15 años: el boceto de unos caballos para el mural de un bar en Venta de Baños, un toro levantando en el aire un caballo, la sombra recortada a punta de tijera de su padre.
Ya en la edad adulta, metido en el oficio de la restauración, Ángel Marcos anduvo siempre ‘a la revuelta del arte’, sobretodo del arte religioso. Era su profesión, el ‘pan nuestro de cada día’. Sin embargo, en el poco tiempo libre que disponía, en los tiempos muertos de sus viajes profesionales, en los paseos por una determinada ciudad, en su contemplación de la naturaleza, en sus buceos por los libros de arte para descubrir y admirar a los grandes autores… siempre encontró motivos y momentos para dibujar, para hacer bocetos, para pintar con técnicas diversas aprendidas en el ejercicio de su profesión, sobre soportes clásicos y menos clásicos, para acometer temas, para ensayar estilos… Pues, bien, de todo esto nos va a dar cuenta la exposición que Ángel Marcos nos presenta y sobre la que este texto quiere guiarles con unas pequeñas notas que pongan luz sobre sus elementos estructurantes, ya sea en relación con las técnicas utilizadas o con los temas dominantes.
Los retratos.
La exposición muestra algunos retratos realizados por el autor. Ha dibujado o pintado muchos más a lo largo de su vida –por encargo, en muchos casos- pero traemos aquí una pequeña selección que permita ver cómo afronta el retrato.
Veremos desde el dibujo a carboncillo de su padre, Patricio Marcos, hasta otros ma?s recientes como el de su hijo Darío realizado con grafito y lápiz acuarelable. Junto a ellos, un magnífico pastel de su hija Patricia frente al espejo o el óleo sobre tela de un mendigo junto a la Iglesia del Salvador. Mención especial a la ejecución de la niña de unos feriantes realizada con grafito y témperas, el estudio de caritas de niños ejecutadas con técnicas mixtas o los ensayos de deformación de figuras, sin olvidar los retratos de ejecución rápida que muestran la mano del buen dibujante que resuelve con pocos trazos una determinada figura.
En homenaje a Miguel Ángel.
Admirador de Miguel Ángel y defensor de la teoría de que hay que contemplar, estudiar y aprender de la observacio?n de los maestros, en el gran artista italiano Michelangelo Buonarroti tiene un referente fundamental. Se inspira en algunas de las obras del italiano y las reinterpreta con un toque personal, ya sea en la técnica, ya sea en el modo de afrontar el tema.
Podremos ver un dibujo de la Piedad realizado con técnicas mixtas, inspirado en una escultura de Miguel Ángel que a su vez ubica en el entorno de un jardín. Un boceto del Juicio Final ejecutado con témperas, estudios de grupos de figuras desnudas con técnicas mixtas, una escena del Descendimiento inspirada en un dibujo de Miguel Ángel y realizada con lápiz acuarelable, paralelamente a una terracota que veremos en otro lugar. Se añade una versión en pastel de la Crucifixión, la reinterpretación con témpera y lápiz acuarelable de un dibujo atribuido a Buonarroti y titulado “La batalla de Cascina” o unas acuarelas muy puras inspiradas en esculturas del italiano.
Los trampantojos.
Esta técnica pictórica, que intenta engañar a la vista jugando con la perspectiva y la ilusión óptica, tiene dos muestras en la exposición. Una de ellas, de gran tamaño porque forma parte de la pared de entrada al domicilio familiar, es un óleo sobre tela con soporte en el muro. Una pared vieja y desconchada sobre la que cuelga un cuadro enmarcado, cuya escena reproduce la perspectiva de lo que en la realidad es el pasillo y el salo?n de fondo de la vivienda. Sobre una pequeña repisa se apoya una escultura de bronce y un libro abierto ejecutado con técnica minuciosa, sin olvidar un papel colgado sobre el muro donde aparece la figura del pequeño Darío a la edad en que se pintó el trampantojo.
El otro trampantojo es la parte alta de una alacena entreabierta, donde puede contemplarse la vajilla y en cuyo cristal quedan reflejados los elementos del entorno (lámpara, cortinas, muebles) en un verdadero juego óptico con la luz reflejada como verdadera protagonista.
La vida en La calle.
Así llama Ángel Marcos a un gran grupo de obras que integran la exposición y que son el reflejo de muchas escenas que los ojos del autor han contemplado a lo largo de su vida, en pueblos o en ciudades, en situaciones de fiesta o de devoción, y que han llamado su atención: por su exotismo, por su emotividad, por su belleza o por su fealdad.
Podremos contemplar escenas de muchachas fuera del control de su voluntad, transeúntes, ancianos dando de comer a las palomas, el esforzado trabajo de un esquilador, tipos humanos que pueblan Pamplona por San Fermín -ese turismo pobre que llena de exotismo las calles en fiestas-, músicos callejeros, extranjeros, mendigos, pintores de calle, vendedores de la revista “La farola”, escenas de ancianos pobres -o de pobres ancianos, como prefieran- , gentes marginales compartiendo infelicidad entre el alcohol, las drogas y la locura, profesionales de la mendicidad que fingen no tener mano o que tientan la religiosidad del viandante con su teatralidad devota, vendedoras de lotería… Todo ello, ejecutado con técnicas de lo más variado, a veces incluso con materiales comunes como un rotulador o un simple lápiz, tomados del natural como un cuadernista, aunque trabajados después con pastel, témperas, lápiz acuarelable, grafitos, sanguina, aguadas, gouache …
De entre todos ellos –son muchas las obras que integran este bloque- mencio?n especial a algunas escenas como la del Titiritero manipulando sus marionetas, un óleo sobre tela de gran calidad que reproduce una escena en las calles de Pamplona, un di?a de chirimiri y humedad. O la obra del imponente Mimo exhibiendo su serena teatralidad sobre la escena nocturna de la ciudad de Tudela. Sin olvidar al Mendigo que a las puertas de la tienda Montal de Zaragoza contrastaba su pobreza con la opulencia del magnífico escaparate. O qué decir del Ciego acompañado por su madre que piden a la puerta de la Iglesia, donde como anécdota destácan las manos de los vecinos de Anocíbar –Gloria e Isidoro- que se prestaron a posar para el instante.
Y mención especial, también, a esos músicos de la calle que nos sorprenden en el deambular por la ciudad. El joven rockero, el dulce flautista, el percusionista africano, el apunte rápido de la familia gitana y la escena de la cabra, el guitarrista al doblar la esquina…
Apuntes taurinos
Un pequeño grupo de apuntes taurinos tomados del natural recoge escenas de la fiesta de los toros. Son en general bocetos, de ejecuciones rápidas, con detalles de lances taurinos: panorámicas de la plaza, la puesta de banderillas, el apuntillado del toro, un determinado pase del diestro, el tiro de las mulillas… Son trabajos con la frescura del apunte rápido, a veces esbozados con un simple rotulador y retocada a posteriori con lápices acuarelables o con algún toque de témpera.
Animales, aves, insectos
Los seres de la naturaleza sorprenden a Ángel Marcos y le sugieren escenas y trabajos de gran calidad. Hay un grupo dedicado a los perros que nos sorprende. Estudios de perros en la calle, en la perrera, en la huerta, sobre la alfombra, los ojos curiosos del perro que observa al pequeño saltamontes… Ejecutados con grafitos, lápices, témperas, acuarelas, encuentran también su réplica en los contrarios, en los gatos. El gato de Gloria, la vecina de Anocíbar está ejecutado soberbiamente, complementado por estudios de sus gatitos. Lo mismo ocurre con una familia de gatos agrupados junto a una vid. Hay una preciosa cabra, a la que al pastor de Sádaba y a su esposa seguramente les gustará ver ‘inmortalizada’ en un lienzo. Pequeñas alusiones a los pájaros –hay un bodegón precioso del humilde pájaro junto a unas peras- , a la ligereza de insectos como el saltamontes o la libélula, o ejemplos como la fantasía de un delfín surgido del juego con la mancha y el pincel.
Acuarelas al servicio del paisaje
Aunque usa la acuarela complementando a técnicas mixtas porque les aporta resultados efectistas, cuando Ángel Marcos usa la acuarela pura -la aguada- la pone sobretodo al servicio del paisaje. Veremos acuarelas rápidas, hechas in situ, perfiles de un pueblo en el horizonte, cielos contemplados en distintas horas del día, el claustro de una catedral, las orillas del Ebro o una que me parece de especial calidad: la escena del pastor y su reban?o que surge de la gran mancha de agua y color en un atardecer de tonos ocres y tierras.
Las terracotas.
Encontrará el visitante en la exposición unas piezas que rompen la línea marcada por el dibujo y la pintura. Son unas terracotas, piezas de barro cocido, policromadas con témperas y enceradas. Destaca una escena del Descendimiento, inspirada en Miguel Ángel, junto a una escena de fiesta en el campo a la que se han incorporado el músico arpista y la bailarina del capitel románico de la Iglesia del Salvador. En barro desnudo, simplemente cocido, la figura del mimo que tiene su réplica en un dibujo a pastel comentado en otro lugar, sin olvidar otra terracota con la Adoración de los pastores ejecutada con pequeñas veladuras en la policromía.
Obras sueltas.
Hay trabajos que no encuentran agrupación en un determinado bloque y que insertamos en este generalista. Nos parece interesante mencionarlos porque son obras hermosas, clásicas unas, más creativas otras, pero de excelente ejecución.
A destacar el Capitel de la bailarina y el músico arpista, ejecutado con grafito, lápiz acuarelable y toques de blanco que le aportan luz. Dos obras a pastel consiguen una calidad meritoria, como es la composición de Carnaval o el paisaje de Pamplona nevado.
Muy sugerente resulta una escena alegórica al Quijote, con Sancho Panza como figura en primer plano pero poblada de pequeñas escenas alusivas a pasajes quijotescos, ejecutada con grafito, café y témpera.
Dos cuadros con flores, unos cardos silvestres realizados con grafito y lápiz acuarelable y un estudio de rosas trabajado con témperas, son el guiño a un clásico de la pintura. Como clásico es el guiño de las marinas, donde Ángel Marcos realiza estudios del mar, del movimiento de las olas, expresado en un naufragio, en la mar rizada, en la mar en calma o, en algunos casos, marinas muy manchadas que recuerdan cierta inspiración en Turner. Y no quiero olvidar una faceta que, a veces y por encargo, ha practicado Ángel Marcos y que es la reproducción –falsificación en el buen sentido de la palabra- de obras de arte. Contemplaremos una obra de inspiración en Teniers, un pintor del siglo XVIII, que representó magníficamente escenas de la vida cotidiana de aquella época, como es el caso de esta escena de fiesta en la aldea.
Unas últimas palabras sobre La exposición y sobre el artista.
Esta exposición es un pequeño trayecto sobre la dedicación al arte de Ángel Marcos. Ha pintado mucho más… pero esa obra que hoy no vemos aquí cuelga en las paredes de familiares y amigos, de algunos compradores, de familias que quisieron tener un retrato de sus hijos o de sus esposas. Hay mucha más obra –apuntes en ocasiones, trabajos terminados también- que no pueden colgar en la sala de exposiciones de la Casa Parroquial por razones de espacio y cuya exhibición hemos resuelto a través de imágenes digitales que irán pasando en un televisor instalado en la sala.
Como Ángel Marcos dice “La necesidad me ha hecho trabajar en el arte, no disfrutar del arte. En aquella época no llegué a saber cómo pintaba. Quien paga manda…”. Llegada su jubilación, quería dedicarse al arte, hallar su estilo más personal y elegir los temas más motivadores, quería ‘disfrutar del arte’. Y en ello estaba, y en ello quiere seguir estando. Con algunos ‘condicionantes’ pero –insisto-, en ello quiere seguir estando.
Hay un episodio de su vida que ha marcado esos condicionantes. Un accidente le mutiló el dedo índice de la mano derecha. Es una pequeña tragedia personal para un artista, un golpe duro que hace perder facultades, que marca un replanteamiento de los modos de trabajar. Sin embargo, Ángel Marcos ha sido siempre un hombre valiente y voluntarioso, optimista y resolutivo. Por eso, ante la nueva circunstancia, confía en el poder de su mente y despliega estrategias para adaptar pinceles y pinturas a su nueva pinza digital: convierte pequeños trozos de caña que recoge en la ribera del río en adaptadores para mejorar la precisión, entrena tácticas y técnicas, no para de pintar –de hecho algunas de las obras que podemos ver están hechas con su dedo amputado.
Más adversidades se han enlazado los últimos años a ello, casi como en una tormenta perfecta: algunas crisis de ansiedad y depresión, la detección de un principio de Parkinson. A veces digo que es “una desgracia” y rapidamente me corrige, guiado por su optimismo y por su deseo de seguir adelante. No sé si es una desgracia pero cuando menos, creo que es injusto que a alguien con sus capacidades artísticas, con su vigor y con su alegría le ocurra algo así. Injusticias hay muchas, estamos rodeados de ellas, incluso más graves y difíciles de afrontar que un accidente o una enfermedad, pero eso no me consuela demasiado. Ahora más que nunca, la alegría es cada día un desafío en nuestra casa, aunque también creo que es un regalo fantástico estar al lado de alguien que desafía a la adversidad con su actitud positiva, que remueve obstáculos, que lucha contra el sufrimiento y que quiere ser feliz.
Sé que esta exposición le hace feliz. Se la merece. Como dice Ángel Gabilondo: “Ningún regalo es mejor que una palabra justa”. Y yo añadiría, parafraseando sus palabras, que “ningún regalo es mejor para Ángel Marcos que una exposición justa”.
Mª Ángeles Casalé Giménez
Una de las obras expuestas de Ángel Marcos
3 comentarios
Si esta Exposición es el mejor regalo para Ángel Marcos Martínez, su famillia y para tantos visitantes que disfrutan con ella, para mi es un Honor comentarla en mi blog después de haberla visitado varias veces. Admirado te felicito, Ángel, con todo mi afecto.
Felicidades Ángel por tu obra, por la nueva etapa que afrontas con optimismo, por tu familia.
Espero que la exposición te demuestre el orgullo que sentimos los que la admiramos.
Gracias por presentarme la exposición ese día que tuvimos la oportunidad de vernos, gracias porque un día decidiste compartir una de tus obras con mi familia.
Gracias por los ánimos dados a mi hija, amante también del arte de pintar. Gracias por ser feliz junto con tu familia.
Espero que obtengas una gran reconocimiento como no puede ser menos, Con Vosotros. Familia Hernández Gomez
Bonita exposición. Un lujo tenerla en Ejea.La verdad es que es un gran dibujante y un magnífico pintor. Enhorabuena, yo seguro que voy una segunda vez a visitarla, merece la pena.