El Canal de las Bardenas llegó con sus aguas.
En un hermoso lugar, La Gayata.
Situación GPS. Altitud 474 m. 42º11’8» N 1º1’17»W
Sólida construcción de piedra. Me recuerda *La Gabardilla* Ver* de Tauste.
Un sueño nos parecían en los años cincuenta, aquellos proyectos, que mediante túneles, el Canal de las Bardenas iba a llegar a estas vales del monte de Luna, después de pasar por el pueblo de Farasdués.
Y el Canal cruzó las montañas, llegó y pasó bajo los pinares y entre ellos, acompañado de buenos caminos, para dirigirse hacia los extensos secanos de Luna y pasar por Erla. *Recordar*
Y encima de él, quedó para siempre de secano la Finca de La Gayata.
En aquella época, donde tanto tiempo teníamos que vivir en el monte, lejos de la población, con malos caminos y sin medios de comunicación, fueron muchas las vivencias que es bueno recordar, y reconocer que los adelantos experimentados en estos cincuenta años, nos hacen la vida mucho más feliz.
Hoy he llegado con facilidad a este bello lugar, donde puedes reconocer los mismos pinos que rodean los campos, los puntos donde tenía las colmenas y los cabezos, desde donde mi primo Emilio, cazaba tantos conejos y, he hablado con el teléfono móvil, perfectamente con mi casa.
Sin embargo, en los años sesenta, esperaba una buena noticia y fue desde Erla donde pude conocerla, a través del teléfono, y llegar a Ejea con aquel autobús procedente de Ayerbe, conocido como «La Ayerbense».
Otras cosas, indudablemente, se han perdido. Las cabañas y corrales, han perdido su actividad y razón de existir y, vemos, como se desmoronan en su soledad. Rebaños de ganado, tan apenas encuentras en los campos, que acusan con sus buenas carreras de paja haber tenido una buena cosecha.
Y muerto, carbonizado encontré «el pino grande», el de la barrera de «la albañíla». Un rayo lo destruyó e incendió y allí quedaron sus restos en pie. Triste figura.
Desde aquí, veo perfectamente clavado en el cerro un lugar que recuerdo…y voy a visitarlo: La casa de «Teresica» en monte de Orés.
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El calor las obliga a parar y «acalorar»
Restos del Pino Grande
2 comentarios
Gracias Alberto por tu aportación, dando el nombre correcto al pino quemado.
Veo que estás al loro y puntual. Saludos, José Ramón
El «pino de la Albañila» quizas fuera el más singular de los montes de Luna. Hacían falta tres hombres, con los brazos extendidos, para poder rodearlo. Un rayo lo remató y quedó su esqueleto como recuerdo de lo que fue.