-Si no le faltara el fuste, las caracolas hubieran llegado a la cruz-
La historia de las cosas la escribimos los hombres, y será certera si lo que vemos y conocemos nosotros mismos, así lo contamos.
Así pués, cuanto hemos comentado sobre la Cruz de Santía en anteriores posts, siempre nos hemos dejado llevar por la historia oral que nos han contado y los escritos, que con la mejor voluntad se han hecho anteriormente sobre dicho elemento pétreo.
Hemos visto de este Crucero, fotografías antiguas y bellos dibujos permaneciendo cercano al Torreón de Santía, que éste sí está bien documentado históricamente, pero la Cruz de Santía, a partir de hoy, no puede ser, simplemente, lo que hemos comentado de ella y hayamos dejado escrito, incluso en el libro «Cruces cruceros y peirones en las Cinco Villas de Aragón».
Tampoco creo sea oportuno cambiarle el nombre, aunque su primitivo fuera «La Cruz del Curro».
Páginas del mencionado libro, donde aparecen las Cruces de Erla
(Pulsar y ampliar)
He tenido la suerte de hablar con Santiago Bandrés de Erla. Había leído el libro y como buen conocedor de parte de la historia de este Crucero, tuvo la amabilidad de comentármela, como lo hizo de otra cruz ya desparecida. *Recordar*
Le pedí me pasase los datos que tubiera sobre esta Cruz de Santía, que tantas veces hemos fotografiado, para subsanar el error que hasta ahora habíamos mantenido y, amablemente, me facilita su escrito y documentos, que muy gustoso copio y agradezco su entrega, sobre: «La Cruz del Curro». Su historia, su traslado y renacer. Su abandono y desaparición.
Fue en 1967, hace cincuenta años, cuando Santiago era un chaval y ayudaba a su tio Fidel García Lasierra, maestro albañil de Erla que en aquellas fechas trabajaba para uno de los propietarios de la finca de Paules.
Santiago Bandrés García
Estando trabajando el año 1967, construyendo unas cocheras y una casa en el Castillo de Santía a lo largo de dos años, en una de las visitas que hizo el dueño de la finca, D. Marín de Ena Urgandarín, le trasladó el deseo e ilusión al maestro albañil, D. Fidel García Lasierra, que los restos que quedaban de la «Cruz del Curro», en la entrada al camino de La Punta, antigua calzada romana, los trasladásemonos al pie del Castillo de Santía y reconstruyésemos el viejo crucero de piedra. Los restos que quedaban consistían en 20 ó 25 sillares de piedra y un cubo de piedra cuadrado con un agujero cuadrado en la parte superior donde se encajaba el mástil de la cruz que ya no existía.
Al término de las obras citadas en 1968, reconstruímos «La Cruz del Curro» al pie del Castillo de Santía, colocando en su cima una cruz de hierro.
Al día de hoy, aún se puede ver junto al Castillo la basa cuadrada, el mástil de la Cruz está desaparecido y expoliado.
Adjunto a este escrito, unos viejos documentos que dan idea de la zona donde se encontraba «La Cruz del Curro», nombre que se sigue atribuyendo a dicha zona.
Santiago Bandrés García. Erla. Junio 2017.
Creado como «Cruz del Curro» y terminó como «Cruz de Santía»
Sin comentarios