Benjamín Bentura Remacha*
Aragonés, de Magallón, donde nació el 15 de septiembre de 1931. Vinculado a Ejea de los Caballeros hasta la sexta generación y con claros antecedentes ganaderos. Quizá por eso le vino la afición a la fiesta española y por ello, tambien, pese a haber ejercido el periodismo integral y, en los últimos años, al especial de Aragón. Licenciado en Derecho y periodismo, ha ejercido esta profesión en diversos medios de comunicación, desde El Ruedo, Fiesta Española, de la que fue director y fundador, Meridiano, El Alcázar, jefe de Nacional, redactor jefe de Aragón Expres y colaborador de Hoja del Lunes, El Día, Televisión Española, El Chiquero, La Voz de Ejea de los Caballeros, Radio Zaragoza y Radio Cinco Villas y, actualmente, en Diario 16. Técnico superior de la Diputación de Zaragoza, es jefe de la Sección de Gestión de Equipamientos, plaza de toros incluida. Ha publicado en los últimos años varios libros de temas aragoneses, de viaje, divulgación e investigación: Zaragoza y su provincia en 20 excursiones, Goya y los toros, El regreso a Zaragoza de don Francisco el de los toros, Voces y leyes taurinas, El arte en Aragón y la fiesta española y Casta brava aragonesa, que es el fruto de largos años de lectura, examen, investigación y mucho amor al toro, al arte, a Aragón y Ejea de los Caballeros.
En fechas pasadas y en un tema sobre » esconjuraderos», comentaba que fue el bisabuelo de mi amigo Benjamín Bentura Remacha, quien trajo desde el último pueblo de la Bal d’Onsella, Longás, el apellido Bentura, estableciéndose en Ejea de los Caballeros y comprando una casa en «barriohuesca», que siempre hemos conocido como la casa de la Benjamina.
Me contestó Benjamín, dejándome claro, que no fue su bisabuelo, sino antecesores suyos, los que determinaron el asentamiento y crecimiento de aquella familia en el sur de Las Cinco Villas.
Por mi parte, tenía gran interés en contar con Benjamín, para traer su pluma a este espacio, como PLUMA INVITADA, y al mandarme la mencionada respuesta a mi escrito, acompañada de un importante trabajo sobre la familia Bentura desde lejanos tiempos, considero interesante extraer de ese documento, algunos capítulos que hilvanan bien con lo escrito en el mencionado tema de los esconjuraderos.
Con el permiso de su autor, que agradezco muy de veras, doy paso a sus escritos con la confianza de poder continuar con ellos.
——————————————————————————————————–
DE LA MONTAÑA A EJEA DE LOS CABALLEROS
Empieza en realidad la Historia de nuestra familia con don Lamberto Bentura, al que su hijo Juan José consideraba como un hombre dedicado a la piadosa costumbre de ayudar a la Iglesia y cuidar de sus fundaciones, cultos y oficios, por lo que el propio Juan José confiesa que desde los 16 años “procuré acrecentar el patrimonio, iniciarme en el manejo y gobierno de nuestros cosas con mucha vigilancia y riesgo de mi vida en tiempo de guerra, en la que gané mucho dinero aunque se padeció mucho por saqueos, robos de ganado, muchas contribuciones y estafas, pues si de ello hubiera de hacer memoria sería muy prolijo y cansado relatarlo, tuvo esta casa mucha familia de hermanos y hermanas y todos sacaron muy crecidas dotes que mi padre Lamberto fue acumulando comprando el crédito de las colectorías de Longas, El Frago y Berdun, al tiempo que falleció su hermano Domingo el 18 de febrero de 1711 y la dejó su fortuna a mi padre”.
Juan José se casó en primeras nupcias con María Antonia de Erasso y Echéverez, natural de Echeverri, Navarra, el 16 de octubre de 1725 y tuvo una hija, Joaquina, que nació el 25 de enero de 1726. No salen las cuentas, como tampoco que Juan José se casara en segundas nupcias con María Teresa Ximénez Frontín el 3 de febrero de 1727. Muchas prisas.
Y es que don Juan José fue un hombre inquieto y emprendedor que luchó mucho e hizo buenos negocios hasta que tuvo el capital suficiente para comprar en Ejea de los Caballeros la casa del canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana de Zaragoza don Baltasar Ximeno y Moliner y de su tía Violante Moliner y Luna y toda su hacienda por el precio de 2.500 libras jaquesas, descontando de esta cantidad los embargos pendientes.
Esta operación se firmó el 30 de marzo de 1735 y el 22 de agosto de aquel mismo año se otorgó la bendición testificada por don Juan Antonio Loarre. Pero Juan José no pudo instalarse en su casa porque la ocupaba como arrendatario don Francisco de Guaras (Longares) y no quería abandonarla. Mientras tanto, el matrimonio Bentura-Ximénez Frontín vivió en casa de don Sebastián Recax, en donde el día 13 de noviembre nació el primer Bentura ejeano de nuestra rama y al que le impusieron los nombres de Juan Manuel Diego Sebastián, este último por el dueño de la casa donde tuvo lugar el parto y porque, dados sus favores y atenciones, fue padrino del recién nacido, al que siempre se conoció como don Diego. El caso es que a los pocos días, el 25 de noviembre de ese año de 1736, santa Avelina, la familia y el recién nacido pudieron entrar a vivir en la casa comprada no sin las demandas de Juan José contra el señor de Guares o Longares.
LA CASA DE EJEA
Esta casa estaba situada en la parroquia de Santa María, en la calle de Barrio de Huesca, y tenía jardín, pozo, pajar y bodegas con sus cubas. Confrontaba con la casa de Juan Antonio Sagaste, con el corral del Conde de Torres Secas y con la casa de Manuel Serrano, la fachada norte daba a la calle del Barrio de Huesca (Barrihuesca) y el corral a las huertas y campos que en otros tiempos estaban amurallados.
El mismo Juan José manifiesta por escrito que a la casa le añadió una alcoba en el primer cuarto del entresuelo, hizo nueva escalera, arregló la bodega, puso cielos rasos, blanqueo toda la escalera y abrió dos claraboyas de veinte palmos de luz, puso dos rejas de hierro en los cuartos bajos (en la colocación de una de ellas falleció el hijo de un albañil) y nuevas cubas en la bodega. El 29 de octubre de 1748 compró la casa lindante de Juan Antonio Sagaste y Juana Sesma con corrales, bodega, trujal y vasos vinarios por 408 libras jaquesas, más las 88 de los vasos vinarios y 8 de dos picadoras. En total, 504 libras jaquesas.
Poco después compraría un corral que confrontaba con el Hospital y en el que, al cabo de los años, avanzado el siglo XIX, mi bisabuelo Ignacio Bentura Otal construyó una casa en la que vivió su hija Filomena Bentura Julián con su esposo Pedro Félez y Sanz de Larrea, teniente de la Guardia Civil y Jefe del Puesto de la Benemérita en Ejea.
El hijo de ambos, Mariano Félez Bentura, fue un apreciado pintor. Su casa, al margen de valiosas estancias interiores, tiene unos magníficos balcones de hierro forjado y remachado, sin soldaduras de ninguna clase. En su tejado hay una torreta a la que se accede desde la casa matriz y que servía de atalaya para que don Ignacio pudiera contemplar todos los alrededores ejeanos. Las nuevas urbanizaciones taparon la visibilidad hacia el Oeste, hacia la finca de Santa Anastasia, hoy pueblo de Colonización, ya por entonces propiedad de la familia Bentura.
_________________________________
Sin comentarios