Habiendo visitado últimamente, la “Fuente Vieja” de Asín y su Iglesia dedicada a Santa María del Rosario, tenía unas razones muy claras por localizar unas inscripciones en las piedras, que se hallan en los mencionados lugares.
El libro de Fernando Sanz Ferreruela, “Asín: Dos mil años de historia y vida”, editado por la Institución Fernando el Católico el año 2005, me había impulsado a detenerme ante esas piedras, que como muchas veces decimos, -Nos hablan-.
Siempre nos comentaban que dicha piedra, que se halla en la jamba izquierda, a la entrada de la iglesia, comentaba la fecha de la construcción de la iglesia, y Fernando Sanz, ante tan enigmático texto desaparecido por acción del tiempo, nos detalla en su libro:
En 1927 el entonces alcalde de Asín, Fructuoso Arbués, mandó transcribir dicha inscripción, trabajo que también realizó en 1943 el secretario del ayuntamiento, aunque la transcripción como la traducción que realizan es muy libre y algo literaria.
Esta insscripcción fue también objeto de estudio de Francisco Abbad, y fue el primero que la publicó, con alguna imprecisión, si bien la fotografía que de ella realizó en 1954 nos es de una ayuda incalculable para su conocimiento.
Posteriormente, en 1992, Bernabé Cabañero Sibiza y J, Carlos Escribano Sánchez también estudiaron esta inscripción, de 27 cm de altura y 36 cm de ancho, corrigiendo errores anteriores y dándonos una idea más exacta de su contenido y significado.
Explica, que a través de la fotografía de Abbad y sus verificaciones, el texto decía: “El día sexto de las calendas de diciembre murió don Juan Abad, vicario de la iglesia de Santa María de Asín. Orad por su alma un padrenuestro. En la era M: CC : XX : III al mediodía…”
Deduciendo, que dicha inscripción, es un epitafio en honor del vicario de Asín en su fallecimiento, y esa fecha de 1186, puede ser coincidente con la construcción de esta iglesia románica.
Hoy la piedra está en tan mal estado, que salvo unas letras en la parte superior, no queda nada en ella, solo los documentos anteriormente citados, que se conservan en el archivo parroquial de Asín.
Del interior de la iglesia hablaré en otro momento.
De la “fuente vieja”, metida en esa apacible hondonada llena de vegetación, traigo la inscripción que tiene una de sus piedras, colocada en una de sus paredes, considerando que proviene de otro lugar, posiblemente de alguna de las ermitas desaparecidas, de San Román o de Santa Cruz, debiendo pertenecer unida a otra piedra a su izquierda, que completaría su texto, que por mi parte se queda sin descifrar.
El otoño, inunda estos preciosos lugares con las hojas de sus árboles y musgos, dándole al conjunto un bello colorido, al que acompaña el débil murmullo del agua de «la fuente vieja».
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