Hablar de los amigos, siempre satisface, sobre todo cuando es para hablar bien de ellos y, de Javier Dehesa, como lo he hecho en otros momentos , siempre me gusta hacerlo. *Recordar*.
Hoy he visitado su pequeño taller, donde todo se da cita en él, pinturas, sierras, pegamentos, trabajos empezados y otros que hace tiempo terminó y guarda bajo los paños que los cubren.
Así guarda una completa «Casa de muñecas» y un «Teatro», que aunque no tiene nombre, está inspirado en famosos teatros italianos, según me cuenta su creador. Un alegre y vistoso patio de butacas, bellos palcos iluminados con artísticas lámparas, que Javier ha realizado con tapas de botes de conserva y minúsculas cuentas de cristal, y paciencia, mucha paciencia para conseguir esa minuciosa decoración de techos pintados al óleo y figuritas por doquier, además de elegantes sillones en sus palcos.
En el escenario, bien iluminado, se está desarrollando la obra de D. Juan Tenorio, aunque para otras representaciones tiene preparados sus figurantes.
Ahora está en otra cosa, quiere realizar una colección de confesionarios, consciente de que un día, nadie sabrá para que sirvieron esas grandes cajas de madera, que casi en la penumbra, quedan en las iglesias y no en todas. De ellos, me llama la atención un confesionario que tiene reminiscencias de arte gótico y que Javier me hace constar, que es una copia de un confesionario de la Catedral del Buen Pastor de San Sebastián, (Guipuzcua).
Los otros, los hemos podido ver en las iglesias de nuestros pueblos.
Cuando tenga terminada esta colección, me he comprometido volver a visitarlo y comentar más ampliamente toda su obra, con el convencimiento de que toda ella estará en disposición de revista.
Mi felicitación a Javier Dehesa, por su dedicación a estos trabajos, que si precisan de buena dosis de actitudes artísticas, mucho más precisas serán la constancia y la paciencia. Y esas…¡Que no te falten Javier!
Cuando esté terminado el trabajo, será una original colección de confesionarios.
Abierta su puerta, nos muestra los cuidados detalles del interior de la «Casa de muñecas».
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