Jesús Catalán Sesma*
Nacido en Luna (Zaragoza) en el año 1.955. Licenciado en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid.
Farmacéutico en tercera generación de la Oficina de Farmacia de Luna, que fundó su abuelo en 1.909 y de la que es titular desde el año 1.980.
Tiene la Especialidad de Análisis Clínicos. Pertenece al Cuerpo de Funcionarios Superiores de la Administración Sanitaria, Escala Sanitaria Superior (“Farmacéuticos Titulares”, hoy Farmacéuticos de Administración Sanitaria), habiendo ejercido en el partido farmacéutico de Luna desde 1.980 hasta 2.003, fecha en que pasó a la excedencia.
Formó parte de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza como Vocal de Dermofarmacia, Vocal de las Oficinas de Farmacia y Vicepresidente sucesivamente desde 1.982 a 1.997.
Fue miembro de la Comisión Redactora de los Estatutos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España en los años 1.995 y 1.996. Vocal del Consejo de Administración de SAFA (Sociedad Anónima Farmacéutica Aragonesa) desde 1.982 a 1.997.
Premio a la Farmacia Rural en el año 2.006 del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza “por su labor sanitaria”, junto a otros compañeros.
Ha formado parte de la Junta Rectora de la Hermandad de Ntra. Sra. de Monlora desde 1.986 a 1.994 como Tesorero y desde 1.994 hasta la 2.014 como Secretario.
Activo deportista aficionado, pues considera el deporte como una actividad complementaria para mantener bien la salud. En los años 70 y 80 del siglo pasado recorrió, en diversas competiciones, todos los campos de fútbol federados de la comarca con su equipo C.D. Luna. A mediados de los 80 fue cambiándose a la práctica del ciclismo y fue cofundador del Club Ciclista Luna, entidad que posteriormente se incorporó a la Agrupación Ciclista Ejea, a la que sigue perteneciendo y colaborando en la organización de la Subida Ciclista a Monlora, de la que este año se ha celebrado la 32ª edición. Esta actividad que todavía mantiene, -y le mantiene-, le ha acercado, junto a las andadas a pie, a su afición botánica.
Es autor del Libro «Plantas medicinales de Monlora y las Cinco Villas Orientales»
Y este año, entre otros escritores y amantes de la villa de Luna, entre los que se encontraba su esposa Asún Duarte, ha sido uno de los Pregoneros de las Fiestas en honor de la Virgen de Monlora, introduciendo en su disertación : «ALGUNOS REMEDIOS NATURALES PARA UNAS MOLESTIAS FESTIVAS».
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ETNOBOTÁNICA Y PLANTAS MEDICINALES.
REMEDIOS EN DOLENCIAS DIGESTIVAS
La etnobotánica es la relación que tienen, y han tenido, los seres humanos con las plantas de su ámbito.
Una de las facetas más sobresalientes en esa interrelación ha sido el uso de las plantas con fines medicinales.
Nuestros antepasados de la comarca han venido utilizando diversidad de remedios vegetales para combatir enfermedades. Mi relación profesional con tantas gentes propició que muchos de los que habían usado plantas por estas tierras confiaran en trasmitirme sus usos.
Desde principios de los años 80 del siglo pasado he buscado e identificado plantas por nuestros campos y me he comunicado con personas que las utilizaban medicinalmente tanto en uso humano como en uso animal y cuyos conocimientos procedían de tiempos ancestrales; para ello fue fundamental los contactos con los pastores, que en aquellos años eran muy numerosos y hoy día, tristemente, escasos.
Los trabajos de campo junto a los de comunicación oral dieron como resultado documentar 413 especies vegetales recogidas. Todo ello fue recogido en un libro editado en el otoño del año pasado con el nombre “Plantas Medicinales de Monlora y las Cinco Villas Orientales”. El título se debe a que es esta zona de la comarca la que ha sido objeto del estudio pero, sepan los lectores que, la mayor parte de ellas pueden encontrarse en el resto de la comarca, así como en el resto de Aragón, incluso de España, principalmente en la zona mediterránea.
En un principio mi interés se centraba en desarrollar una afición y ampliar mis conocimientos botánicos.
Pero al recopilar todos los datos obtenidos y darlos a conocer, mis objetivos son los mismos que al escribir estas líneas: Primero, aportar una serie de datos a cuantos se interesan por el mundo de las plantas, de modo que les sirvan para identificarlas, para difundir sus virtudes medicinales y para orientar a quienes las usen con fines curativos.
Además, despertar la afición a la botánica, y a través de ella el respeto a la naturaleza en general, respeto que en nuestra opinión debe basarse no solo en admirar su belleza sino en potenciar la relación estrecha que desde antiguo mantiene el hombre con los vegetales que le rodean como fuente de salud.
Y una tercera intención sería la de documentar los conocimientos tradicionales, ordenarlos y darlos a conocer a nuestra generación y a las venideras, pues forman parte de una cultura popular secular que conviene conservar.
Es de resaltar, así se ha corroborado, que los usos populares coincide generalmente con las indicaciones y usos científicos. De tal forma que se puede recomendar un uso similar de las plantas utilizadas por nuestros antepasados pues la fitoterapia es una alternativa adecuada a los medicamentos de síntesis, si bien hay que tener muy presente que algunas plantas deben ser usadas con precaución y tomarlas sólo con prescripción médica.
En el presente artículo vamos a referirnos a algunas de las 120 plantas referidas en la citada obra que tienen uso para tratar dolencias digestivas.
Así, se han usado y siguen usándose: Plantas antidiarreicas: el cocimiento de corteza y bellotas de carrasca o encina (Quercus ilex L. subsp. Rotundifolia Lam.) (foto 1); o como se me decía: “tomando el agua del cocimiento de los tapaculos cuando el vientre va movido” (sic), siendo los tapaculos los frutos de “la rosera” o rosal silvestre (Rosa canina L.); también las hojas de nogal (Juglans regia L.) en cocimiento tienen esta propiedad; o los frutos bien maduros del acerollero (Sorbus domestica L.), conocidos como acerollas, que incluso el cantautor aragonés, José Antonio Labordeta, recogió la recomendación popular de que deben comerse ya maduras, diciendo en una de sus canciones:
“No cojas las acerollas
déjalas para el verano,
toma el camino de casa…”
Plantas gastroprotectoras, todas ellas ricas en mucílagos, como el regaliz (Glycirrhiza glabra L.) (foto 2) que después de ser aniquilado con un herbicida inadecuado por un agricultor, ya vuelve a crecer junto al Castillo de Obano, éste que vio pasar –probablemente junto al regaliz como ahora-, las tropas del Rey Sancho Ramírez cuando al final del s. XI, -año 1.092-, reconquistó Luna (aprovecho la oportunidad para llamar la atención de quien pueda hacer algo por mantener en pie y restaurar este legado; ojalá que las instituciones sean sensibles y veamos consolidado cuanto antes el Castillo de Obano).
La malva (Malva sylvestris L.) con la que de niños jugábamos llamándole panecillos; la violeta (Viola odorata L.); e incluso la patata (Solanum tuberosum L.), diciéndome uno de mis informantes: “machacando las patatas sale un caldo contra el ardor de estómago”.
Plantas antiespasmódicas (son las que combaten los dolores de la musculatura lisa de los intestinos y/o del estómago y, además, facilitan la digestión): por aquí podemos encontrar la mejor de las manzanillas, la dulce (Matricharia camomila L.), que en las primaveras crece en los campos de Valpalmas, pueblo en el que pasó su infancia el Premio Nobel de Medicina D. Santiago Ramón y Cajal (foto 3).
El llamado té de México (Chenopodium ambrosoides L.) se usó a partir del s. XVII cuando lo importó el fraile dominico, fray Francisco Ximenez “natural de la villa de Luna del Reyno de Aragon”, como reza en la portada del libro que este fraile- enfermero del hospital de Huaxtepec (México), tradujo del latín al castellano la obra del doctor Francisco Hernández, médico del Rey Felipe II, sobre remedios usados en aquellas tierras (foto 4); aquí, en esta comarca, se buscaba por su acción antiespasmódica estomacal, así como carminativa y antiflatulenta (acciones de prevención o de favorecer la expulsión de gases intestinales).
Otras acciones, como las del cardo mariano (Silybum marianum (L.) Gaet.) que, se dice, está “bendecido” por la Virgen María con numerosas propiedades, entre las que figura la depuración hepática; otras plantas, como la alcachofa (Cynara scolimus L.), el diente de león (Taraxacum officinale L. s.l.), etc. tienen acción colerética y colagoga (que corresponden a la formación y excreción de la bilis para facilitar la digestión).
Las ortigas (Urtica urens L.) se usan en el caso de indigestión, diciéndosenos: “las chordigas se hirven y el agua se bebe para quitar las grasas de las tripas” (sic).
Y concluyo, con el deseo de que sienten bien estas plantas a quien acuda a ellas, fijándome en las bellas y pequeñas margaritas (Bellis perennis L.) (foto 5) que crecen, entre otros muchos sitios, en las laderas del castillo de Yéquera que sigue viendo pasar a las gentes desde su reconstrucción en los s. XIV y XV y que el cocimiento de su raíz, hojas y capítulos tiene actividad antiespasmódica, tónico-estomacal, emoliente y laxante.
Jesús Catalán Sesma
Villa de Luna, Septiembre 2016
1 comentario
Una gran persona en todos los aspectos, cercano a gente. LO conozco desde hace años por nuestra peregrinación anual al Monasterio de Monlora. Junto a su esposa Asun, he tenido el placer y el honor de cantar en el coro en varias ocasiones. Y ambos son personas muy queridas y admiradas en su localidad y en las Cinco Villas.
No podía faltar en Tus Firmas invitadas. Felicidades a todos y gracias Pepe, por tarerlos a tu rincón.