Ejea.Años 50. La mayoría llevan boina en la cabeza o en la mano.
Grupo de ejeanos bien conocidos en los años 50.
Algunos son los mismos personajes en anteriores años.
Un artículo de Javier Barreiro en su Blog, sobre La boina, me hace recordar lejanos tiempos, cuando la decisión de mi familia, por mi aceptada sin objeción, era hacerme agricultor como lo era mi padre, lo era toda su familia y lo habían sido mis antecesores. Para ello, como primera fase iba a convivir con mi padre y sus hermanos en el monte varios periodos de tiempo en las Planas Altas, donde ahora está Pinsoro, el nuevo pueblo de Colonización que surgió al ser transformados aquellos secanos en regadíos y donde ya había compartido algunos años las faenas de verano, siega y trilla.
Era época de preparar las tierras para la siembra y también labrar con las mulas y el braván. Estábamos a 5 horas de Ejea y había que dormir en el pajar de la cabaña del monte, muy cercano a las mulas y caballos, que debíamos, casi mimar y dar de comer incluso por la noche, poner collerones y tirantes cada mañana, después de cepillar tras pasar la almaza por su cuerpos, para iniciar la faena en los extensos secanos ejeanos que lindan con Sádaba y Navarra. Allí aprendería a realizar aquellas labores propias del labrador, que a su vez, tenía que conocer y saber tratar con cariño a los animales de labranza, como al perro que siempre nos acompañaba. Y a guisar un rancho, cortar y elaborar las migas y freír huevos para almorzar. Todo había que hacerlo, tratando de mantener limpia la cuadra y estancias de la cabaña.
El ritual había comenzado días antes, comprándome unas abarcas del «Aguador» y un buzo de cremallera y una boina en Casa de la Casiana. Aquella prenda en la cabeza, no me resultaba extraña al verla en la cabeza de los demás; mi abuelo, mi padre y tres de sus hermanos la llevaban a diario; pero en la mía…me sentía más agraciado con una gorra de visera y ésta fue mi prenda favorita durante muchos años.
Hoy, repasando viejas fotografías donde aparece la boina, ésta cubre las cabezas de mis familiares y de las gentes normales de nuestros pueblos, en distintos momentos y ocasiones de la vida: Fiestas mayores, reuniones de amigos, en los toros y retratos de buena imagen.
Solo incluyo algunas de ellas y me causan respeto y admiración, sobre todo las personas que las llevan. Nunca me paré a pensar en esa pequeña prenda, que sin distinción de clases, lucieron la mayoría de los hombres de aquella época, especialmente los del campo.
Cierto que el cierzo arrebató en muchas ocasiones las boinas de las cabezas, pero tan definitivamente como apreciamos ahora, que tan apenas encontramos una boina entre los amigos, no, y seguro que no ha sido el cierzo el culpable de ello. Los tiempos marcan sus modas como lo glosa Javier Barreiro.
Publicada anteriormente con referencia a la Plaza de Toros de Ejea.
1 comentario
Original tema.¿Cuantos años tenias cuando estrenaste la boina? Yo no la estrené, mi primera boina, era vieja de mi padre.