Primera Cruz instalada en la Plaza del Salvador, sobre un conglomerado de piedras de tosca natural, llevando en una lápida de piedra artificial los nombres de los homenajeados. Lógicamente, en el mismo lugar que ocupaba aquella Cruz, que fue trasladada al Cementerio de la Villa, se construyó la Fuente luminosa, conmemorando la llegada de las Aguas del Canal de las Bardenas en 1959. Al templo del Salvador permanecía adosada la casa del sacristán y la carpintería de «Los miguelicos».
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Mónica Vázquez Astorga escribió en 2006 y en la revista del Departamento de Historia del Arte de la Universidad complutense de Madrid, «Anales de Historia del Arte», un tema relacionado con épocas y acontecimientos que también fueron acaecidos en nuestra villa de Ejea de los Caballeros: «Los monumentos a los caídos: ¿un patrimonio para la memoria o para el olvido?
En el texto mencionado nos dice con claridad, los lugares donde fueron realizados los Monumentos a los Caídos en Ejea de los Caballeros, dando veracidad las fotos insertadas en este post. Del artículo de Mónica Vázquez entresacamos este texto:
«Respecto al monumento de Ejea de los Caballeros, sabemos que hasta mediados de la década de los cincuenta existió un monumento dedicado a los caídos frente a la iglesia del Salvador de esta localidad, que fue sustituido por otro con motivo de la modificación realizada, en esos años, en el trazado de la plaza del Salvador. De este modo, a principios del año 1956, el Ayuntamiento de Ejea decidió sacar a concurso público la construcción de un nuevo monumento, que fue fallado a favor del proyecto presentado por los arquitectos Regino y José Borobio.
Foto del Archivo Borobio (Zaragoza). Expediente nº 2.426.
Este nuevo monumento fue construido, según se recoge en la memoria del proyecto, «en honor de los hijos de Ejea caídos en defensade los ideales nacionales, durante la Cruzada de la Liberación». Las obras se terminaron un año después y este monumento fue ubicado en la plaza de Nuestra Señora de la Oliva, frente a la iglesia con esta misma advocación. Se situó adosado al muro de contención del talud que formaba el fondo de la explanada de la iglesia. Constaba de una cruz de cinco metros de altura con un núcleo de hormigón armado revestido de piedra, que, probablemente, fue reutilizada del monumento anterior. En este caso, el carácter religioso y de martirologio se consigue, además, de por la presencia de la cruz, por su emplazamiento cercano a la basílica de esta localidad. Esta cruz se alzaba sobre un macizo de jardinería, rodeado de un área enlosada de piedra. Como fondo de la cruz se proyectó un muro cóncavo de hormigón revestido de piedra, donde figuraban los nombres de los caídos y la inscripción «Caídos por Dios y por España. Presentes!», que venía a recordar a las generaciones venideras «su devoción por aquellos que ofrendaron sus vidas y su fe por nobles ideales». La presencia escultórica se reducía a dos coronas simbólicas que se labraron en los sillares laterales del muro. Este conjunto se cerró con cadenas en 1958 y fue retirado entre finales de la década de los setenta y principios de la de los ochenta cuando se remodeló la plaza en la que se ubicaba».
Monumento instalado en 1958 Plaza de la Virgen de la Oliva
Desde 1985 así quedó la plaza, el Teatro de la Villa y el graderío en la ladera. Arquitecto D. Olano. (Recordar)
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