(Iglesia de Santa Águeda, a 536 m. altitud. 42 11 31 N 0 46 14 W)
No es la primera vez que visito este lugar, que ya estaba abandonado las primeras veces que estuve en él, *recordar* y ahora, he vuelto hasta ese pequeño pueblo de labradores, que también serían pastores y amantes de la caza, hasta que lo dejaron muriendo en soledad, en el alto cerro con sus excepcionales vistas.
El invierno ha sido fecundo en lluvias y los sembrados y montes es un expléndido verdor. A las viviendas abandonadas no le habrá sido nada favorable, a pesar de estar asentadas sobre la robusta piedra de su suelo.
Recordaba su buena iglesia, que sin culto alguno, debemos rescatar para incluirla en ese inventario de las Ermitas de las Cinco Villas, y recordaba había estado bajo la advocación de Santa Águeda.
Había sido construida a expensas de sus vecinos en 1785, que según Ignacio Jordán de Asso, «en 1495 solo era una pardina que solo tenía dos o tres casas». Hasta la construcción de esta iglesia, que siempre ha sido atendida por el cura de Ardisa, los vecinos de este lugar dependían de la antigua Ermita de Miramonte.
Fue en los años sesenta, cuando quedó abandonada al marcharse sus vecinos, pero su imagen altiva y de expléndida piedra, queda en lo alto del cerro, recordándonos mejores momentos.
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