Somos muchos los amigos que tiene el padre Mendiburu, (Hablaba de él hace un tiempo. :: Ver aquí :: y muchos los que recibimos periódicamente sus cartas y circulares, transmisoras de fe y amor, y de una sencillez y amenidad, contando sus vivencias de toda índole en la India, que me gustaría disfrutaran muchas más personas de ello. Por eso hoy, traigo a mi blog para mis amigos, parte del escrito que hoy hemos recibido, digo hemos, porque a toda la familia, va dirigido su escrito:
Unas anécdotas relacionadas con Mgr. Pinto
(primer obispo del Gujarat)· Aunque era “ordinario del lugar”, a Mgr. Pinto no le gustaba celebrar de ordinario en la catedral. Lo dejaba para ciertas solemnidades. Tal vez se acordaba de una desagradable experiencia que tuvo nada más comenzar una misa. Entonces ya se celebraba de cara al pueblo. Pues bien al acercarse al altar tocó suavemente el micrófono para ver si funcionaba. Y al ver que no sonaba, anunció un poco mal humorado ”Hay algo que está mal con este micrófono” A lo que el pueblo respondió:”Y también con Ud. “ – ´( En el original inglés suena mejor) Obispo: “There is bsomething wrong with the mike.” Pueblo: “And also with you¨” )…Y ya no hizo falta aquel día recitar el “confiteor” Tanto el presidente como los fieles se habían confesado pecadores.
· Mgr. Pinto volvía un día de su viaje a U.S.A. Fueron a recibirlo a la estación el Hº Garmendia su ayudante –un vascote muy salado – y Samuel, su chofer. Camino de casa el obispo le dijo a Garmendia:” SUPONEMOS (plural mayestático) que Ud. habrá limpiado y desempolvado bien NUESTRO cuarto.” – suposición no tan fácil de hacer ya que la casa episcopal se encuentra en el mismo patio del colegio donde cientos de alumnos juegan y corretean a diario levantando nubes de polvo – A lo que Garmendia le contestó con toda sorna y espontaneidad vasca: “Acuérdese, Sr. Obispo, que Ud. es polvo y en polvo se ha de convertir.” Ante esta respuesta Salomónica Mgr. Pinto se quedó sin palabra. El vasco le había echo polvo con aquella salida.
· Poco después de instalarse como obispo, Mgr. Pinto empezó a visitar las parroquias de la diócesis. En aquellos días eran raros los pueblos que contaban con iglesia. La misa se solía celebrar al aire libre en el barrio de los cristianos entre las dos filas de casas que ellos ocupaban y desde luego dando la espalda al público. A falta de mesas unos camastros de esparto cubiertos con vistosas sobrecamas hacían de altar. Este se ponía al fondo de la calle. Los fieles se sentaban en el suelo muy cómodos estilo indio. Las sillas y bancos brillaban por su ausencia.
Entre los asistentes a Misa había aquel día una manada de monos que se habían subido al tejado de una de las casas y pretendían saltar al tejado de la de enfrente. Viendo que la distancia era más que respetable, el jefe de ellos diseñó el método de hacerlo fácilmente, Saltarían primero a la cabeza del Sr. Obispo y desde esta, como desde un trampolín, llegarían fácilmente al otro lado. Hecho y dicho. Uno tras otro todos fueron saltando de esa manera. El Sr. Obispo notaba que de vez en cuando alguien le pegaba en la cabeza y le trastrocaba el solideo. No atreviéndose a mirar quienes eran los culpables él mismo se volvía a colocar el solideo debidamente y continuaba todo serio la ceremonia. Mientras tanto el pueblo gozaba de aquel espectáculo de circo nunca visto. Acabada la Misa alguien le dijo al obispo lo que había ocurrido
Esta historia corrió pronto por todo lo ancho y lo largo de la geografía del Gujarat, y cuando el Sr. Obispo fue a U.S.A. a recaudar fondos para la catedral, se valió de ella para divertir y conmover los corazones de los generosos americanos. Se puede decir con toda verdad que fueron los monos más que el obispo los que construyeron la catedral de Ahmadabad.
Confío os haya agradado la lectura.
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