Ese es el título del artículo a doble página de Mariano Gracia en Heraldo de Aragón, comentando los numerosos relojes de sol que aún sobreviven en Aragón, con las aportaciones de un investigador y buen conocedor de todos ellos, como es Pedro Novella, nacido en Valdealgorfa (Teruel), como también nació José Guarc Pérez, un cura bien conocido por todos nosotros y que dejó escrito en sus libros lo bien que conocía a los nuevos pueblos de Colonización de esta comarca y a sus gentes.
El tema de los relojes de sol, no es que apasione a muchas gentes, porque hace muchos tiempos que quedaron en desuso, pero a quienes hasta los años sesenta, nos fiamos de la sombra que ofrecía la jamba de la entrada a la cabaña del monte, sobre unas rayas rascadas en el suelo, para saber la hora, podemos asegurar que seguimos admirándolos y trayéndolos a este blog, sobre todo, si tras ellos hay una bella historia como en el de Farasdués, o es considerado el más antiguo de Aragón, como el reloj solar de Asín.
Me gusta el artículo y sobre todo, sirve para resaltar la investigación constante y el estudio sobre ellos, de este aragonés, Pedro Novella, que poco a poco va englosando esos catálogos de Relojes de Sol de Aragón y el apartado correspondiente a los conservados en Cinco Villas. Os felicito.
En uno de los escritos recibidos de Pedro Novella, me comenta:
Hay una relación evidente entre el «moro» que sujeta el gnomon y la nueva fecha pintada: la primera guerra de África fue el año 1859.
¿Sabes por qué motivo pintaron el 1859 los restauradores?
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