También la pandemia del coronavirus ha sido nefasta para la presentación de libros y revistas; así, en el caso de la aparición de la Revista DE LINGVA ARAGONENSI que edita la Sociedad Aragonesa de Lingüística, cuyos artículos preferentemente van escritos en las lenguas autóctonas de Aragón, han tenido una demora considerable, ya que el número presentado ahora, fue editado en 2019.
Como en otros momentos, ha sido nuestro amigo Marcelino Cortés Valenciano quien ha tenido la gentileza de hacernos llegar este número, donde resalta un interesante trabajo suyo de investigación en las Cinco Villas. Agradecemos su atención, por darnos la oportunidad de conocer su artículo, titulado la “Toponimia del Cartulario de Santa María de Uncastillo”. Cartulario que incluye documentos relativos a la iglesia de Santa María de Uncastillo, comprendidos entre diciembre de 1099 y octubre de 1202, y es una de las joyas patrimoniales de las Cinco Villas.
Así nos lo relata su autor:
En el trabajo se analizan cuarenta y cuatro topónimos de Uncastillo, la mitad de los cuales no se conservan en la actualidad. Otros, sin embargo, han llegado hasta nuestros días como El Abenar, Los Amiñanos, Astar, Valdaba, El Busal, Lacertera, Escoplé, Gorba, Vallivierda, Medina, Olid, Ubió o el río Cadena.
Uno de los hallazgos más importantes del trabajo se refiere a Layana. Hasta la fecha se había establecido que la fecha de la primera aparición de este topónimo era julio de 1186. Sin embargo, la revisión que hemos realizado del cartulario en el Archivo Diocesano de Jaca, donde se conserva, nos lleva a adelantar la fecha a los años 1119-1130. En un pasaje del documento 7 se lee: «laxo I.ª peza in Laiana» («dejo una pieza en Layana»).
Si la Toponimia de Ejea de los Caballeros, mantiene, por ejemplo, los nombres de desaparecidas ermitas que dieron su nombre a nuestros términos, como en el Barrio de la Llana en Ejea, la Plana de San Sebastián, otros muchos nombres se habrán perdido por no haberlos recogido a tiempo.
Así pues, agradezcamos al mencionado Cartulario, la costodia de diferentes nombres y al investigador su constancia para estudiarlo. Gracias al cual conocemos que, Sibirana, donde se construyó su ermita románica en 1110 tras sus espectaculares torres del siglo XI, ya figuraba como Sibrana el 14 febrero del año 938.
Una de las páginas del artículo.
1 comentario
Muchas gracias, Peperramón, por divulgar la cultura de la comarca.
Un abrazo desde Santander.