Al salir de la Val de «La Gabardilla», en lugar de continuar por el camino hacia el sur, hacia Tauste, preferí seguir costeando los montes hacia el norte y disfrutar de las grandes extensiones que nos ofrece el paisaje.
Grandes granjas de cerdos acomplejan a las viejas cabañas y parideras que existían en la zona, donde, como comentaba el día 30 de junio, recuerdo que existieron buenas viñas acompañadas de almendros, que tras su desaparición por la filoxera, no volvieron a replantarse, como en parte lo hicieron en Castejón de Valdejasa y Sierra de Luna.
Muestra de este importante cultivo en esta zona alta de Tauste, son «los trujales de Ramirez», unos depósitos bajo el suelo de un edificio y embaldosados en su interior con cerámica, donde fermentarían los mostos para la elaboración del vino, lo que sería una importante obra bodeguera en su momento. Hoy los encontramos semiderruídos, siendo un peligroso lugar, al tener abiertas esas boqueras en un edificio totalmente desmantelado.
Entre los edificios que se ven desde este lugar, seguro que alguno de ellos, sería la ermita de San Lamberto; pero como lo desconozco, sigo el camino mencionado, que por las fuertes lluvias de esta primavera ha quedado bastante afectado y aterrado, causando barranqueras en los campos de labor.
Se divisa perfectamente el Castillo de Sora en el Monte Guarizo y me dirijo hacia él.
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