No tenía previsto visitar hoy la villa de Navardún, pero mi deseo de conocer qué imágenes habían quedado en la iglesia de Gordún después de tantos años cerrada y abandonada, que motivaron un robo en 2006 y, que después de recuperadas sus imágenes, cuadros y retablos fueron depositados en la parroquia de Navardún, me han llevado hasta allí.
Interior de la Iglesia de Navardún acompañado por Eugenio
No era día de celebraciones y no estaba su párroco D. Máximo Garcés, quien desde Sos me recomendó visitase al Sr. Eugenio, que amablemente me mostraría lo que deseaba conocer. En unas cuidadas estancias de la Casa parroquial estaba lo perteneciente a Gordún, y en una pequeña sala, donde se celebra la santa misa en los meses de invierno, un altar y la Virgen del Pilar patrona de Gordún. Es curioso recordar, que en toda la comarca de las Cinco Villas es el único lugar que tuvo su parroquia bajo la advocación de la Reina de la Hispanidad.
No se limita Eugenio a enseñarme lo perteneciente a Gordún; quiere visite su iglesia, que aunque conozca de otras visitas, siempre me mostrará detalles que él conoce a la perfeccion, ya que con el resto de vecinos, fueron clave en la reforma de la iglesia, llevada a cabo por iniciativa de su párroco en los años 60-70 del pasado siglo, Jesús Auricenea, acertada en gran parte, pero vista por algunos entendidos, inoportuna en algunos aspectos.
Me llaman la atención los apliques de hierro como rejas y pantallas en luminarias, y quiero ver en ellos la mano de Argimiro, el artista que desde Ejea llevó sus obras a embellecer iglesias y plazas de otros lugares. *recordar*; pero fueron los herreros de Navardún de aquella época los que embellecieron la iglesia con su finos trabajos de hierro.
Bella Pila bautismal de Navardún
De su pila bautismal no me había percatado en otras ocasiones, pero al decirme Eugenio, que hace un tiempo había estado allí mi amigo Miguel Ángel Elviro y le había gustado aquella pila, no he dudado en acercarme a ella y fotografiarla sin conocer datos de ella.
En el pueblo tranquilidad absoluta, solo rota por los albañiles que siguen su trabajo en una de las casas del pueblo. No subo al Torreón, Centro de información de la zona, porque al no ser sábado ni festivo, estará cerrado sin la presencia de mi amigo Carlos Ripalda, desde donde informa ampliamente sobre la Val d’Onsella.
Agradezco a Eugenio sus atenciones y tengo que decirle: -Hasta otra visita, que no tardaré-.
Sin comentarios