Efectivamente fue una mala noticia la que llegó a Erla hace 100 años y hoy aparece en Heraldo de Aragón, recopilada por Mariano Banzo Berzosa.
En otro momento y en este Blog, comenté que de Antonio Aramburo, Tenor nacido en la villa de Erla un 17 de enero de 1840, aparece descrita parte de su biografía, en el libro «Voces de Aragón» de la Biblioteca Aragonesa de Cultura, escrito por Javier Barreiro Bordonaba, donde destaca las cualidades excepcionales, que como tenor, poseía este cincovilles, con frases como estas:
Este tenor fue el único que pudo hacer sombra a Gayarre en la época de gloria del genio navarro. Antonio Aramburo fue un cantante absolutamente excepcional. No fue, en cambio, tan exhibible su carácter a menudo insoportable, histérico y antojadizo, al parecer, tan habitual en los divos.
Martín de Sagarmínaga, cita al foniatra catalán Enrique O’Neill, que escribió: «Fue la voz más perfecta del Siglo XIX; en calidad, extensión, timbre y color no llegó ninguna otra a parecerse siquiera». es más, en su libro, «La voz humana» (1923), O’Neill, que había escuchado a Aramburo en repetidas ocasiones, lo coloca a la cabeza de los cantores de todos los tiempos. Por su parte, un crítico cubano estampó: Ése sí que fue un tenor de veras, un astro. Ni Gayarre ni el elegante Masini, ni Tamberlick, ni Tamagno: en fin, ni ha habído, ni hay, no habrá otro igual; ni parecido.
En el mismo Espasa, se lee: La voz de Aramburo, por lo timbrada, igual y varonil, fue acaso la más perfecta que se oyó en las escenas líricas durante el siglo pasado.
Desde su debut en 1876 en el parisino Teatro de los Italianos con «La Forza del destino«, Javier Barreiro, va describiendo las numerosas actuaciones operísticas por el mundo, preferentemente por América del Sur. Su época dorada a partir de 1886, que duró hasta 1896, dejando de cantar en Europa y comenzó su decadencia, hasta llegar de nuevo a Montevideo, ciudad que siempre lo admiró y finalmente le otorgó la dirección de una Escuela de canto que se llamó Instituto Aramburo.
Como final de lo escrito por Javier Barreiro, figuran las grabaciones existentes con la voz de este tenor aragonés, bien en cilindros grabados por el tenor en Montevideo, e incluso un LP y en compacto, procedente de una matriz de 1902 no comercializada por la casa Gramophone Typewritter. Y termina:
Los aficionados de todo el mundo agradecerían, sin duda, una gestión del gobierno aragonés para que estas joyas arqueológicas del canto fueran de nuevo editadas.
Gracias a la Nota del Recuerdo de Heraldo de Aragón, hoy hemos hablado de aquel Tenor aragonés que su pueblo no ha olvidado y, estoy seguro, le gustaría se alcanzase el deseo plasmado por Javier Barreiro, el autor del libro comentado.
Entre la Iglesia y el Ayuntamiento el busto de Antonio Aramburo.
Sin comentarios