Sagrario del Altar Mayor de San Salvador. Ejea
A todos nos gusta que las cosas evolucionen y se cambien si ello conduce a conseguir una mejora visible y palpable, pero el cambio llevado a cabo recientemente, en las iglesias de nuestros pueblos, respecto a la ubicación de los Sagrarios para el Santísimo, no consigo alcanzar la mejora obtenida con ese cambio de lugar.
Está muy bien, que la iglesia se preocupe de que el Sagrario principal ocupe un lugar preferente en las iglesias, para que el orante que quiere visitar al Santísimo lo encuentre facilmente iluminado con su lamparilla y en un lugar acogedor, donde el recogimiento sea más íntimo. Pero esto, ¿se ha conseguido en todos los templos? En alguno de ellos, como en El Salvador, donde la Capilla de la Purísima, ha tenido su Sagrario en muchas ocasiones ocupado con el Santísimo, me parece acertada la idea de mantenerlo fijo allí, pero en las otras iglesias, dudo de la medida.
Leo las normas a seguir sobre este cambio, que en Ejea, creo que no se han tenido bien en cuenta:
–Lugar del sagrario en la iglesia-
Sobre la importancia de la reserva eucarística y de la adoración y veneración del sacramento del sacrificio de Cristo, el Sínodo de los Obispos ha reflexionado sobre la adecuada colocación del sagrario en nuestras iglesias. En efecto, esto ayuda a reconocer la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento. Por tanto, es necesario que el lugar en que se conservan las especies eucarísticas sea identificado fácilmente por cualquiera que entre en la iglesia, también gracias a la lamparilla encendida.
Para ello, se ha de tener en cuenta la estructura arquitectónica del edificio sacro: en las iglesias donde no hay capilla del Santísimo Sacramento, y el sagrario está en el altar mayor, conviene seguir usando dicha estructura para la conservación y adoración de la Eucaristía, evitando poner delante la sede del celebrante.
En las iglesias nuevas conviene prever que la capilla del Santísimo esté cerca del presbiterio; si esto no fuera posible, es preferible poner el sagrario en el presbiterio, suficientemente alto, en el centro del ábside, o bien en otro punto donde resulte bien visible. Todos estos detalles ayudan a dar dignidad al sagrario, cuyo aspecto artístico también debe cuidarse. Obviamente, se ha de tener en cuenta lo que dice a este respecto la Ordenación General del Misal Romano. En todo caso, el juicio último en esta materia corresponde al Obispo diocesano.
No entraré a juzgar lo designado en esta materia por el Obispo diocesano de Zaragoza, pero sí puedo manifestar, que llevando al Santísimo a otros sagrarios, colocados en otros lugares fuera del principal altar de las iglesias de Ejea de los Caballeros, me duele ver vacíos y sin cumplir el fin para el que fueron creados, los Sagrarios del Altar de la Virgen de la Oliva, de los altares mayores de Santa María de la Corona y del Salvador, ambos con sus absides románicos, guardando este último una bella historia. *Recordar*
¡Ojalá que estos cambios sean por el bien de la Iglesia y la Religión Católica.
Altar de la Virgen de la Oliva
Antiguo retablo del Altar Mayor del Salvador
1 comentario
Amigo Pepe; a mi me pasa como a ti. No veo un razonamiento para hacer estos cambios. Pienso que hay cosas más importantes que mejorar. Pero bueno, doctores tiene la iglesia. Un saludo.