Más arriba de El Fragal, está San Guillén entre El Frago y Orés.
Plano de situación de San Guillén. 42 17 12 N 0 57 59 W
Padre e hijo con las mismas inquietudes y amor al monte
Había subido al pueblo de Orés para conocer, acompañado de Tomás Cortés, las ruinas de la ermita de San Martín, que él conoció a la perfección, ya derruida, pero manteniendo sus piedras, que poco a poco han desaparecido casi todas, siendo empleadas en otros lugares del municipio.
Desde el mirador norte de la población, junto al Albergue, se divisa bien el Monte de San Guillén, que según los mapas que me facilitó mi amigo Fernando Mena, hubo en él una ermita. Esto mismo comenté a Tomás, que acertadamente me invitó a subir con él y su hijo hasta el pie de San Guillén con su vehículo, haciéndome constar que ese lugar había tomado el nombre del santo venerado en aquella ermita, de la que se mantienen sus ruinas. Con agrado acepté ir a conocer las ruinas de San Guillén.
El camino es largo y sinuoso, pero de una belleza inesperada ya que la pista, en muchos trechos, da sensación que está metida en un profundo bosque. Una vez arriba, desde donde se divisan las dos vertientes, del rio de Orés y del Arba de Biel, solo queda acometer hacia la cima andando, y precisamente por donde va la muga de los dos términos: Ores y El Frago.
Para mis dos guías, Tomás y su hijo, la subida por el monte entre todo tipo de plantas, Enebros, Sabinas, Coscojas, Lavandas y Romeros, les resultaba coser y cartar, pero para mi… No quiero ni debo presumir.
Arriba, a 852 m. de altitud habían quedado las ruinas de San Guillén, en término de El Frago y junto a la muga con Orés. Las vistas desde este lugar son excepcionales, y sentados sobre el antiguo sobreportal de la ermita, además de descansar, recordamos los años 50 y 60 y algunas vicisitudes de la construcción de las numerosas pistas forestales, que antes fueron senderos por estos montes. Nombres de Forestales ya jubilados o fallecidos, conocedores de la zona y su problemática, y al frente de ellos, recordamos a un hombre ya fallecido, Ingeniero de Montes, Emilio Escudero, que tuvo el Honor de recibir la Medalla de Oro de la Villa de Ejea de los Caballeros en 2003, por su gran labor realizada en los montes de la comarca, en favor de nuestros pueblos, sus gentes y la ganadería.
Gracias amigos Tomás Cortés, padre e hijo, por esta grata compañía que me ha llevado a conocer territorio que desconocía y me ha encantado, y además cumplir un deseo que tenía marcado: Conocer la situación de las ermitas de esta comarca de Cinco Villas, incluso las ya desaparecidas, como la de San Martín y San Guillén. He disfrutado con vosotros. Muchas gracias.
La muga entre Orés y El Frago, junto a la ermita de San Guillén.
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