Llueven hojas exangües y maltrechas,
volátiles pavesas de un ocaso,
cadáveres de fronda ajada al paso
de tan fugaces e inclementes fechas.
Ralas alfombras, de hojarasca hechas,
tímidas cubren el verdor escaso
del césped ya caduco, lacio y laso,
al triste son de crujientes endechas.
Estampa que revela -mensajera-,
desembozada de oníricos velos
pintados de promesa y de quimera,
La meta en que se apean los anhelos
que ayer fraguó optimista y sin recelos
la esplendente aunque frágil primavera.
FÉLIX LANDA OTAL
16-11-2005
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