Las entradas a la mina de cobre.
Visité de nuevo Las Casas de Esper, con la sola intención de conocer lo que fue la «mina de cobre», ya que en mi anterior visita, se nos fue el tiempo charrando y se puso a llover antes de arrancar hacia la mina como teníamos previsto y que dista unos tres km. del pueblo.
Me acompañaron los hermanos Sánchez, Fernando y Alfonso, por la senda que cada vez es menos visible, pues al no ser frecuentada y la falta de ganados en esas zonas, la vegetación lo invade todo. Me muestran unas señales picadas en la piedra, que son los linderos de diferentes propiedades y el monte común. De lo que fuera el camino a Piedratajada, quedan alguna muestra de las rodadas desgastadas en la piedra, por las ruedas de los carros.
La mina está en una rinconada, montones de piedras cubiertas por las sargas , enebros y pinos, y en su frontal donde estaban las entradas, todo una gran roca de piedra arenisca.
Me cuenta Alfonso, que él estuvo trabajando aquí el año 1957, que hubo un nuevo intento de activarla después de muchos años abandonada, que trabajaban con picos y carretillos y dinamitaban la roca con poca seguridad. Por lo que se ve, sería de escasa rentabilidad o de baja calidad el mineral, porque nadie ha vuelto a poner los ojos en «la mina de las Casas de Esper.» Yo he cumplido con mi deseo gracias a mis amigos Fernando y Alfonso, que éste además de cuidar con mimo su huerto y las plantas de su jardín, seguirá elaborando mesas, asientos y detalles con aneas, como las que muestra en el patio de su casa. ::Ver más de aquí:
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El agua de la lluvia va hacia el interior de la mina
Se aprecian los diferentes tonos del mineral
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